La Razón (1ª Edición)

¿Hay alternativ­a?

- Abel Hernández

SobreSobre el nuevo Gobierno, más que la coexistenc­iade las dos izquierdas, preocupa su aparente propósito de controlarl­o todo, desde la Justicia a los medios de comunicaci­ón, con el fin de agarrarse y perpetuars­e en el poder. Existe el temor, ampliament­e extendido, de que la normal alternanci­a política, tal como ha funcionado hasta ahora, clave del sistema democrátic­o del 78, se ha acabado o está en peligro. Ayuda a esta percepción la irrupción de Vox, que dificulta la creación de una alternativ­a de centro-derecha. La formación de Abascal y compañía aporta gratis al Gobierno de izquierdas el principal argumento para su perdurabil­idad. La consigna, que se ha demostrado eficaz entre el electorado, es clara: o gobierno progresist­a o ultra derecha. la operación de propaganda ha hecho mella y ha posibilita­do el exiguo, pero suficiente, triunfo de Pedro Sánchez y la implantaci­ón de un frente de izquierdas, difícil de desarraiga­r en las urnas.

El resto de la operación de permanenci­a está claro. Se consideran los nuevos dueños del aespañaplu­ri nacional ,« pro gr e» y cabaret era. cualquier crítica acerada, acerada, por justifica da que parezca, depab lo casado, como jefe de la oposición, al nuevo Gobierno se atribuye al «efectovox» sobre el partido popular. no digamos si se le ocurre abrir la boca a Cayetana Álvarez de Toledo, una de las voces más lúcidas, sinceras y centradas del Parlamento. Los medios de comunicaci­ón del nuevo régimen, en vez analizar crítica mente la formación del Gobierno, se dedican a vigilar y criticar a la oposición, exigiéndol­e que se corte las uñas, cierre la boca, acepte su derrota y colabore en la renovación de las institucio­nes yen las grandes re formas que se preparan.

La primera reforma es la de la Justicia. En realidad, se trata de controlarl­a. El nombramien­to de Dolores Delgado, la controvert­ida ministra de Justicia, como fiscal general del Estado es una confirmaci­ón de tal propósito. De entrada se pretende reducir, en aras del diálogo, la vigilancia judicial sobre el proceso independen­tista de Cataluña: una concesión a los sediciosos. Ante esto, se explica que Casado se resista a negociar la renovación pendiente de los órganos judiciales. La Justicia y los medios de comunicaci­ón independie­ntes, sobre los que también pende la amenaza, representa­n la última barrera frente alas arbitrarie­dades del poder. Pero hay más. el desprecio alas formas institucio­nales ninguneand­o al Rey, al que el presidente Sánchez ni siquiera acudió en persona a presentarl­e la lista del nuevo Gobierno, es una señal más del desprecio al orden constituci­onal que ha regido hasta ahora en España y que está en peligro.

La formación de Abascal y compañía aporta gratis al Gobierno de izquierdas el principal argumento para su perdurabil­idad»

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