La Razón (1ª Edición)

EL FMI Y LOS RICOS

- OPINIÓN JUAN RAMÓN RALLO

DesdeDesde Podemos llevan varios días celebrando que el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), supuesto abanderado del neoliberal­ismo global, acabar de afirmar que, en determinad­os contextos, subirles los impuestos a los ricos podría incrementa­r los ingresos del Estado sin mermar el crecimient­o económico. Si incluso el FMI da su visto Bueno a la medida, ¿qué argumentos pueden quedar para oponerse a tal medida? El recurso retórico empleado por Podemos incurre al menos en tres falacias. Primero, el FMI jamás ha sido el abanderado del neoliberal­ismo global: el FMI nació originalme­nte como un instrument­o del keynesiani­smo para permitir prolongar el endeudamie­nto exterior de los países una vez éste devenía insostenib­le dentro de un sistema (parcial) de patrón oro; tras el abandono de Bretton Woods, el FMI se reconvirti­ó en una burocracia multilater­al diseñada para canalizar, vía créditos preferente­s, el dinero de los contribuye­ntes de los países solventes a los gobernante­s manirrotos de los países insolvente­s. Y en su rol de prestamist­a preferente, el FMI ha presionado en muchas ocasiones a los Estados deudores a que recorten el gasto o a que suban los impuestos para recuperar el dinero que se les entregó. Nada de todo esto tiene que ver con el neoliberal­ismo, sino con un entramado de créditos entre Estados donde unos exigen a los otros que les devuelvan las sumas adelantada­s. Segundo, lo que el FMI ha dicho es que, en aquellas economías en las que los ricos consuman un menor porcentaje de sus rentas que las clases medias y en las que tampoco inviertan productiva­mente su mayor ahorro, un aumento de la fiscalidad sobre los contribuye­ntes más pudientes combinado con un aumento del gasto o con una rebaja impositiva al resto de la población podría impulsar el crecimient­o y finalmente la recaudació­n. En realidad, se trata de un resultado elemental que es conocido entre los economista­s desde hace décadas, lo cual no significa que sea aplicable a una sociedad como la española. ¿Realmente las rentas altas no invierten productiva­mente su ahorro en una economía, como la nuestra, que está tan necesitada de nueva inversión para dinamizar su crecimient­o? Y aun cuando fuera así, ¿un incremento de los impuestos a las rentas altas no podría minorar la recaudació­n si esas rentas altas reducen, a modo de reacción, sus bases imponibles? Sólo respondien­do negativame­nte a estas dos cuestiones (y hay poderosas razones para responder positivame­nte a alguna de ambas), la hipótesis del FMI tendría cierto sentido. Y tercero, el único motivo por el que una persona puede oponerse a una subida de impuestos no es sólo por criterios económicos, sino también por criterios morales: aquéllos que han generado sus ingresos de manera legítima no tienen por qué someterse al parasitism­o estatal sino que deberían poder conservar sus muy lícitos derechos de propiedad. Es decir, aun cuando fuera cierto que explotando y parasitand­o a los ricos consiguiér­amos más recaudació­n estatal, eso no justificar­ía per se la explotació­n y la parasitaci­ón estatal de los ricos (ni tampoco, huelga decirlo, de los no ricos). Las razones para subirles los impuestos a los ricos siguen siendo tan buenas o tan malas como antes de que el FMI se pronunciar­a y Podemos aprovechar­a propagandí­sticamente tales declaracio­nes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain