«DRÁCULA ES MUY DEMÓCRATA CHUPANDO»
–«Drácula. Biografía no autorizada». ¿Cree que le gustaría al conde?
–Sí, hacemos un Drácula humanizado, con alma y sentimientos. Es un vampiro que sufre, hastiado de vivir tanto.
–¿Le apetecería ser como él?
–No, es muy cansino beber solo sangre. Al menos, un «Bloode Mary», ¿no?
–¿Y qué poder del vampiro le provoca envidia?
–Su poder de fascinación, porque logra que la gente haga lo que él quiere.
–La comedia lo da por vivo, asegura que no murió. ¿Qué me dice de la inmortalidad?
–Me aburriría mucho. Llega un momento en el que hay que desparecer.
–Es lo que dice Woody Allen: los últimos años de la inmortalidad se hacen un poco pesados…
–Eso le pasa a Drácula. Al final, la inmortalidad agota. La gente la desea porque no se imagina lo pesada que es.
–Un Drácula que vive en el siglo XXI como estrella del rock…
–Es un Drácula que tira más por Sabina que por los Rolling. Tiene ese punto canalla que tiene Sabina y que tengo yo.
–¿Y qué no le gusta al señor conde de estos tiempos?
–El materialismo sin freno. El conde es muy demócrata chupando sangre: no distingue sexo, raza, religión o ideología. Su chupada es universal.
–El verdadero poder del vampiro radica en que nadie cree en él…
–Cierto. Yo no creo en los vampiros. Solo creo en mí, en lo que tengo delante y en el teatro.
–¿Qué tienen en común la política y el vampirismo?
–Bastantes cosas. Dentro de la política hay muchos chupones. Chupar la sangre es robar el alma, y nos están robando el alma y la paciencia.
–¿Ve a Sánchez pactando los Presupuestos con él?
–No. Drácula no entiende de economía: es rico. La ventaja de ser inmortal es que las inversiones rentan mucho.
–Por su desmedida afición a los cuellos femeninos, ¿cree que las feministas radicales lo repudiarán?
–A lo mejor lo llevan ante el «Metoo», ja, ja, ja. Está feo chupar sin consentimiento.
–En esta legislatura, ¿quién le morderá el cuello a quién?
–El primero al segundo. Siempre pasa en todos los ámbitos.
–Bueno, entre cuatro segundos la mordida queda más repartida…