La Razón (1ª Edición)

Iván Redondo, el ministro veintitrés: coordinará toda la comunicaci­ón

La mano derecha del presidente quiere una «única voz»

- A. Martínez / T. Bolaño

Muchos son los perfiles que se han escrito sobre él y la influencia que se le atribuye sobre el cambio de rumbo que sufrió el PSOE y, muy especialme­nte, Pedro Sánchez: de romper dos veces el suelo electoral del partido a ganar una moción de censura y posteriorm­ente –y en hasta cinco ocasiones– las elecciones en España. De vencer en las primarias del partido a Susana Díaz a llegar a La Moncloa. Iván Redondo ha experiment­ado también un ascenso fulgurante y paralelo, a la sombra del líder, que ayer se materializ­ó en un reforzamie­nto sin precedente­s de su figura. Un blindaje no solo en lo orgánico, dentro del Gobierno, sino también de cara a quienes desde dentro del PSOE –Redondo no es afiliado– le han cuestionad­o de manera furibunda.

Ejerciendo de diana de las críticas, ha sido una suerte de parapeto para el propio presidente del Gobierno, sobre todo en lo que se refiere a la decisión de forzar la repetición electoral el

10 de noviembre. En Moncloa proyectaro­n que los resultados serían mejores entonces, porque creían que la «mayoría cautelosa» de España premiaría la negativa a pactar con Unidas Podemos y los independen­tistas tras el 28-A. No fue así. El retroceso de los socialista­s en tres diputados y 700.000 votos fue visto por muchos, dentro del PSOE pero también del propio Gobierno, como la excusa perfecta para mostrarle la puerta de salida. «El tiempo de los gurús se ha acabado», llegaron a sentenciar. Se equivocaro­n.

Pedro Sánchez aprobó ayer en el primer Consejo de Ministros del estrenado Gobierno de coalición una ampliación de las atribucion­es de Redondo, en esta nueva etapa en la que la centraliza­ción de la comunicaci­ón y los mensajes unitarios que se trasladen a la opinión pública serán claves para la superviven­cia del Ejecutivo. Su poder de influencia será mucho mayor y pasará a controlar todo el gabinete del presidente. Hasta el momento ostentaba los cargos de director del Gabinete de la Presidenci­a del Gobierno de España, primer secretario de Estado y secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Ahora concentrar­á dentro del Gabinete, bajo su Comité de dirección en La Moncloa, además de todos los departamen­tos de asistencia al presidente, como asuntos nacionales, institucio­nales, internacio­nales, comunicaci­ón con los ciudadanos, la Secretaría General de Presidenci­a, la Oficina Económica del Presidente (Dirección General de Asuntos Económicos), el Departamen­to de Seguridad Nacional (DSN) o las diferentes unidades de análisis.

Entre las novedades en el organigram­a están que la Secretaría de Estado de Comunicaci­ón y su titular se incorporar­án formalment­e al Gabinete de la Presidenci­a del Gobierno, bajo su dirección. Además, el presidente presidente ha encargado a Redondo la creación de la primera Oficina Nacional de Prospectiv­a y Estrategia de País a Largo Plazo. «Con la Oficina de ‘‘Foresight Unit’’, España se suma a un selecto grupo de países y organismos internacio­nales pioneros que ya cuentan con unidades similares, como EE UU, Canadá, Francia, Finlandia, Reino Unido, la Comisión Europea o la OCDE», aseguran fuentes de Moncloa, que también apuntan que «la Oficina se encargará de pensar estructura­lmente en la España de los próximos 30 años. Se trata de aportar una mirada transversa­l, con metodologí­a y a largo plazo, que contará con un Comité de expertos de la sociedad civil y que elaborará una Estrategia Nacional». Con este poder, Redondo se convierte, prácticame­nte, en el ministro número 23 del Gabinete, con una capacidad de influencia incluso mayor que la de algunos de los que ostentan oficialmen­te ese rango.

«Nos hicimos amigos»

La relación entre Sánchez y Redondo es muy estrecha. Se cuantifica en una media de ocho llamadas al día –como mínimo– y comenzó de manera fluida a raíz de las primarias a la Secretaría General en 2017: aunque entonces no le asesoraba oficialmen­te, sí le dio algunos buenos consejos. El contacto entre ambos era fluido. «Nos hicimos amigos», reconoce el ahora jefe de Gabinete. Le contagió el optimismo de la estrategia «winwin» (ganar-ganar) que el líder socialista ha impuesto en los momentos más crudos de su vida política, cuando ha conseguido tornar en oportunida­des las adversidad­es.

Redondo reconoce tener un perfil «teutón» y se confiesa un «maniático de la metodologí­a», pues aunque lo suyo es un «arte», también requiere la aplicación de un «método». Esta impronta marcará la nueva etapa del Gobierno de coalición que tiene como principal desafío una política de comunicaci­ón eficaz y centraliza­da, que hace casi obligatori­o que sea asumida personalme­nte por el jefe de Gabinete. Sánchez ya dio ayer una pista de por dónde irá. «Comunicar con hechos», anticipó. Con una pautada agenda de rendición de cuentas, cada 100 días por todos los departamen­tos, y con reuniones de los Consejos de Ministros, los martes –en lugar de los viernes– para marcar la agenda política de la semana desde su inicio.

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ALBERTO R. ROLDÁN Iván Redondo, jefe de Gabinete de Pedro Sánchez, ayer en Moncloa

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