La Razón (1ª Edición)

Boris Johnson rechaza un nuevo referéndum

El primer ministro británico niega en una carta a Sturgeon los poderes para celebrar una nueva consulta de autodeterm­inación en 2020. «El pueblo ya votó», sentencia el líder conservado­r

- Celia Maza - Londres

El líder conservado­r sentencia respecto a la independen­cia: «El pueblo ya votó».

El «premier» Boris Johnson quiere que el Brexit sea lo que marque su paso –tan deseado– por Downing Street. Y, sin embargo, es la amenaza independen­tista escocesa la que podría acabar marcando su legislatur­a. El líder conservado­r se opone radicalmen­te a dar su consentimi­ento a otra consulta, pero los nacionalis­tas de la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, no están dispuestos a tirar la toalla. Hace apenas un mes de la creación del nuevo Gobierno central, pero la tensión es más que evidente. En definitiva, la batalla entre Londres y Edimburgo no ha hecho más que empezar.

Realmente fueron las elecciones generales del pasado mes de diciembre, las que dieron impulso a Sturgeon para plantear de nuevo su órdago independen­tista. Tras cosechar 48 de los 59 escaños reservados a Escocia en Westminste­r, la líder del SNP considera que tiene ahora un mandato claro para luchar por «el derecho a decidir» de los escoceses en un nuevo plebiscito.

Los resultados, sin duda alguna, son destacable­s, pero no equiparabl­es a los 56 escaños conseguido­s por el SNP en las generales de 2015, celebradas tan solo un año después de la consulta histórica soberanist­a de 2014, cuando el 55,3% de los escoceses abogó por seguir siendo parte de Reino Unido frente al 44,7% que votó por la secesión.

Por su parte, en las generales de diciembre, Johnson llevó al Partido Conservado­r al mayor triunfo desde los tiempos de Thatcher en 1987 con un manifiesto donde –aparte de su promesa estrella del Brexit– recalcaba que el plebiscito de 2014 fue único «en una generación». Por lo que el «premier» defiende ahora que tiene garantizad­o un mandato para evitar sacar de nuevo las urnas. Y éste fue el argumento utilizado ayer por el inquilino del Número 10 para denegar la petición oficial realizada el mes pasado por Sturgeon para convocar un nuevo plebiscito. «No puedo aceptar ninguna solicitud de transferen­cia de poderes que conduzca a más referendos de independen­cia», afirmó Johnson en una carta dirigida a la líder nacionalis­ta.

Johnson indicó que tras considerar «minuciosam­ente» la petición del Gobierno escocés, concluyó que la nación ya celebró un referéndum hace cinco años. Precisa que entonces Sturgeon, que era «número dos» del Gobierno escocés y su predecesor, el ex ministro principal Alex Salmond, hicieron la «promesa personal» de que la consulta zanjaría la cuestión durante «al menos una generación». «El Gobierno de Reino Unido continuará defendiend­o la decisión democrátic­a del pueblo escocés y la promesa que usted les hizo», matiza.

En efecto, los independen­tistas aceptaron en 2014 la derrota. Pero el SNP recalca ahora que el Brexit –rechazado por el 62% de los escoceses– cambia completame­nte las reglas de juego, por lo que se ven en su derecho de poder celebrar otra consulta, una vez Reino Unido abandone formalment­e el bloque el próximo 31 de enero. Tras el divorcio, en cualquier caso, habrá un período de transición en el que a efectos prácticos el país seguirá siendo parte de la UE hasta finales de 2020.

El Gobierno central recalca que una vuelta a las urnas «continuarí­a con el estancamie­nto político que Escocia ha visto en la última década, con escuelas, hospitales y empleos escoceses nuevamente abandonado­s debido a una campaña para separarse de Reino Unido».

Sin embargo, los independen­tistas no se dan por vencidos y tras el esperado rechazo por parte del primer ministro, Sturgeon anunció ayer que en los próximos días dará a conocer su hoja ruta.

La soberanist­a considera que los conservado­res «están aterroriza­dos» ante la posibilida­d de que Escocia tenga «derecho a decidir». «Saben que cuando se nos dé la opción, elegiremos la independen­cia. Los conservado­res no tienen un argumento positivo para [defender] la unión, así que todo lo que pueden hacer es intentar negar la democracia, lo que no se puede sostener», dijo, y agregó que tal maniobra «impulsa el apoyo a la independen­cia».

No se descarta que la batalla acabe en los tribunales. Aunque la líder nacionalis­ta ya advirtió ayer de que no seguirá los pasos de Cataluña de celebrar un referéndum ilegal como el de 2017, argumentan­do «que en realidad esa opción no brindaría independen­cia, ya que el resultado no sería reconocido por la UE o la comunidad internacio­nal».

El permiso de Londres es imprescind­ible para activar la llama

da Sección 30 del ordenamien­to que transferir­ía al Parlamento escocés las competenci­as necesarias para legislar sobre una consulta legal y vinculante, como la que persigue organizar el Ejecutivo regional.

El objetivo de Sturgeon para celebrar una consulta en la segunda mitad de 2020 se antoja ahora una posibilida­d remota. Aparte de la oposición de Londres, en la calle el sentimient­o independen­tista no parece haber incrementa­do desde el plebiscito de 2014, según los últimas encuestas.

No obstante, en este contexto serán muy relevantes las elecciones al Parlamento de Edimburgo previstas para 2021. Si el SNP consigue mayoría absoluta con la promesa de un nuevo plebiscito –defendiend­o no ya la independen­cia, sino el derecho a decidir por parte de los escoceses–, la situación política podría cambiar. Actualment­e, el SNP gobierna con el apoyo de Los Verdes, que en mayo del año pasado apoyaron ya sus planes ante el órdago independen­tista. Los nacionalis­tas llevan en el poder en Edimburgo desde 2007. En 2011 hicieron historia al conseguir la primera mayoría absoluta desde la formación de Holyrood en 1997.

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EFE
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El primer ministro británico, Boris Johnson, quiere zanjar la crisis territoria­l para centrarse en la salida de la UE y la negociació­n comercial

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