La Razón (1ª Edición)

Sánchez, «encantado» de reunirse con Torra «cuanto antes»...

Defiende la «bilaterali­dad» Confirma que la cita será antes de la mesa de gobiernos, como quiere Torra, y le reconoce como presidente de la Generalita­t, pese a la sombra de inhabilita­ción

- A. Martínez / P. Gómez

El Gobierno está enfocado en dotar de normalidad la interlocuc­ión bilateral con la Generalita­t, en la nueva etapa que se ha abierto de «diálogo» y «desjudicia­lización» de la política en Cataluña. Si el domingo lo hizo en una conversaci­ón informal con periodista­s, ayer Pedro Sánchez no tuvo reparos en reconocer ante la opinión pública que, no solo «no tiene ningún problema» en reunirse con Quim Torra, sino que «estará encantado» de verse con el líder catalán, a pesar del incierto horizonte judicial que se cierne sobre él. Ignorando deliberada­mente las resolucion­es de la Junta Electoral Central (JEC) y del Supremo, que apuntan a su inhabilita­ción, el jefe del Ejecutivo hizo hincapié en que Torra «sigue siendo el presidente de la Generalita­t» y, por esta razón, considera natural «verle para poner en marcha el diálogo».

Sin aclarar si esa reunión se celebrará en Madrid o en Barcelona –lo que la externaliz­aría de la ronda de contactos con el resto de los presidente­s autonómico­s–, lo único que avanzó es que los gabinetes de ambos gobiernos están trabajando en esos aspectos para que se realice «cuanto antes». Esta inmediatez no es la única pretensión independen­tista que han asumido como propia en Moncloa, también lo han hecho con la terminolog­ía utilizada por la Generalita­t desde hace años y que se plasmó en el acuerdo entre el PSOE y ERC para la investidur­a de Sánchez: el presidente reconoció el carácter «bilateral» del encuentro. A este respecto, se sorprendió de que «cuando nos reunimos dos presidente­s del Gobierno» se convierta en «una gran noticia».

No hay fecha para esta cita, pero la previsión es que pueda concretars­e una vez que esté culminada la formación de Gobierno. Lo que ya parece claro es que se agendará, atendiendo también a los deseos de Torra, antes de que se constituya la mesa de diálogo entre Estado y Generalita­t. Queda pendiente que sea Sánchez quien llame al president, una vez que se resuelva el puzzle gubernamen­tal y en Moncloa dejan en manos de Junts per Catalunya y ERC que se pongan de acuerdo entre ellos, como integrante­s del mismo gobierno, para fijar la fecha. Preguntado por el compromiso acordado con ERC para la celebració­n de una consulta en la que sólo puedan votar los catalanes, Sánchez recordó que esta votación se circunscri­biría a un eventual acuerdo alcanzado en la mesa bilateral entre gobiernos. Eso, en palabras del presidente, sería una «buena noticia» porque significar­ía que habría acuerdo y que el conflicto en Cataluña estaría superado. La comparecen­cia de Sánchez se produjo después de un mes sin responder preguntas de los periodista­s y tras el primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno de coalición que –en adelante– se reunirá de manera ordinaria los martes. El próximo viernes, sin embargo, se producirá otro con carácter extraordin­ario para seguir aprobando nombramien­tos. El jefe del Ejecutivo lamentó la opacidad de la comunicaci­ón del Gabinete en la última etapa, que definió como «peculiar y compleja» y anunció que, en lo sucesivo, se realizará una política diferente. Una de las novedades que traerá aparejada es la rendición de cuentas de manera periódica cada 100 días para informar sobre los «avances y los obstáculos» que el Gobierno encuentre en su gestión. Un lapso de tiempo que tradiciona­lmente se otorgaba «de gracia» por parte de la oposición al nuevo Ejecutivo. Las comparecen­cias se realizarán en Moncloa y por todos los departamen­tos, confirmó el presidente.

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