¿De qué se habla durante un atentado terrorista?
Félix Estaire reflexiona sobre la comunicación humana en su último estreno en la sala pequeña del Teatro Español
UnUn atentado en un conocido museo (ninguno concreto) de una ciudad cualquiera del corazón de Europa. Dos de los presentes, Marc (Ángel Ruiz) y Helen (María Morales), se zafan como buenamente pueden del caos hasta refugiarse en un cuarto de limpieza que hace de metáfora de todo ese lado oscuro que hay detrás de lo más bello (aquí, los cuadros). Él, trabajador del centro, y ella, jefa de comunicación de un partido político (sin especificar), deberán levantar desde este punto una función, «Atentado», que «intenta crear un espacio de diálogo que ahonda en el drama», explican sus directores, Félix Estaire –a la vez, autor del texto– y Xus de la Cruz.
¿Qué hacer para sobrevivir? ¿Cómo reaccionar? ¿Habrán muerto las personas que tenían al lado? ¿Cuánto tiempo quedarse?... Son algunos de los dilemas que comenzarán a
plantearse los protagonistas a la vez que, en un salto espaciotemporal, Eva Rufo interpreta a una directora de informativos. Poco más quieren contar los integrantes del montaje: «Hasta aquí podemos leer», dice Estaire mordiéndose la lengua.
El poder de los medios
Lo que el autor y director propone en «Atentado» (en el Teatro Español desde mañana al 16 de febrero) es hablar de los mecanismos de comunicación «y del poder de los medios», puntualiza de la Cruz: qué genera en cada uno lo que nos entra por los ojos y por los oídos, qué nos supone, hasta dónde es independiente el ser humano... «Es una pieza que me ha hecho reflexionar mucho», continúa la directora. «Te planteas el papel de la Prensa, hasta dónde es fiel a la realidad o si solo existe una verdad». Sobre ello reflexionarán las tres figuras, cada una con su punto de vista: una confía en la verdad, otra piensa que ésta es muy subjetiva y la otra cree en un punto medio entre los extremos. El consumo de los medios por parte del público se convierte en el centro de la dialéctica entre Marc y Helen. «Lo principal ha sido no habitar espacios de certeza, sino de duda –expone Rufo–. Mi personaje representa el desconcierto. Son personas que habitan situaciones complejas y no representan ideas que sobrevuelan, sino decisiones personales, la responsabilidad individual y cómo se coloca cada uno respecto a un conflicto», expone la actriz de un personaje que la «desorienta» en su relación con el poder: «Sus superiores le quitan la palabra, su herramienta de trabajo. ¿Qué nos pasa cuando no podemos usar lo que nos da más seguridad porque si lo hacemos somos partícipes de intereses que están por encima de nosotros?», se pregunta una Rufo que reconoce que la reciente renuncia de Almudena Ariza a ser directora de los informativos de TVE la ha ayudado a construir su personaje. Es una de las pocas referencias que citan los implicados, que han preferido no señalar hacia ningún lado concreto dentro de la función.
«Al final hablamos de seres humanos en una circunstancia límite. Se sabe que es un museo europeo y poco más», reconoce Morales antes de que Estaire explique el motivo de situar la trama dentro de uno: «En ellos se reúnen un cúmulo de imágenes que han ido construyendo el imaginario colectivo. Estos centros son depositarios de iconos, como si fuera un álbum de fotos históricas que envuelve a los protagonistas». Es de las pocas aclaraciones que hace el director de un proyecto que empezó hace cuatro años, pero del que «no tengo claro el punto de partida. Solo quería intentar comprender algo. Las referencias a los atentados de Atocha o Bataclán están, pero no se mencionan», apunta de una pieza que pretende hacer reflexionar al público sobre algunos aspectos de la vida como la otredad, la tergiversación, las relaciones humanas en ámbitos públicos y privados y el uso que hacemos de los demás, entre otros aspectos.
DÓNDE: Teatro Español (sala Margarita Xirgu), Madrid. CUÁNDO: de mañana al 16 de febrero. CUÁNTO: desde 14,40 euros.