Torra amenaza con elecciones a ERC si el Parlament le inhabilita
Traslada toda la presión El president supedita la decisión a lo que haga la cámara, con Torrent (ERC) a la cabeza. Aragonès asumiría el mando en funciones
Quim Torra ha trasladado al Parlament toda la presión sobre su futuro político. El presidente del Govern descarta por ahora convocar elecciones a iniciativa propia –de hecho, considera que «es un momento interesante» para mantenerse en el cargo– pero el cerco judicial es cada vez más estrecho y, por tanto, su destitución está más próxima. El Tribunal Supremo deberá resolver el recurso contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en los próximos meses, y si ratifica la condena que inhabilita al president, ya será firme. Torra, que ha manifestado en diversas ocasiones su predisposición a desobedecer, explicó ayer que se someterá al veredicto del Parlament: si la cámara catalana decide que acata formalmente la sentencia firme del TS, no tendrá más remedio que abandonar la presidencia de la Generalitat y poner a Cataluña rumbo a unas elecciones.
«Si el Parlament de Cataluña llegase a ese momento de desautorizarme, seguramente estaríamos unos meses en funciones y habría elecciones», asumió ayer en una entrevista en «Ràdio 4», aunque precisó que la cámara catalana deberá pronunciarse en un Pleno. «Obedeceré lo que decida el Parlament», insistió durante la entrevista.
La pelota vuelve a estar en el tejado del presidente del Parlament, Roger Torrent, y la maniobra, de esta manera, también tratará de desgastar a ERC. En una entrevista en «TV3», Torrent sostuvo ayer que defenderá «hasta las últimas consecuencias» a Torra, aunque también admitió de que puede perder la condición de diputado por condena firme –cuando falle el TS–. En este caso, Torrent, que siempre ha evitado comprometerse a asumir riesgos jurídicos, precisó que, a su juicio, debería de continuar como presidente de la Generalitat. Si bien, la condena firme también le inhabilitaría para ser president.
De ser inhabilitado, el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, asumiría el liderazgo del Govern, y se abriría un periodo de 10 días para que el Parlament escogiera a un candidato alternativo. Si en ese plazo no hay investidura, se abriría otro periodo de dos meses para intentarlo de nuevo. Si también fracasase ese intento, se convocarían elecciones automáticamente. Este sería el desenlace más probable ya que ningún otro candidato de Jxcat, por ahora, puede aspirar a reunir apoyos necesarios.
En cualquier caso, Torra dijo que tiene voluntad de agotar la legislatura –diciembre 2021– si hay «un horizonte común» y puede ser «útil» para «avanzar y culminar» la independencia. En este sentido, cree que ahora es un «momento interesante» porque se ha abierto la «oportunidad» de abordar la autodeterminación con el Gobierno y porque está avance el «debate constituyente» para que en marzo o abril empiece a poner las bases de una futura constitución catalana.
En paralelo, el independentismo celebró ayer un cónclave en el Palau de la Generalitat promovido por el propio Torra para tratar de pactar una postura común con la vista puesta en la reunión que el president y Pedro Sánchez deben celebrar en los próximos días. La cumbre se cerró con el «acuerdo de mínimos» ya suscrito de llevar la autodeterminación y la amnistía de los presos a la mesa de diálogo y negociación con el PSOE, una propuesta que ERC ha ido repitiendo desde la investidura. Sin embargo, las diferencias entre socios del Govern fueron otra vez palpables tras la cita de ayer con las entidades: no hubo más avances y Jxcat exigió que se reconozca a Puigdemont como interlocutor por parte del Gobierno, además de reivindicar la figura de Torra pese a su inhabilitación.