La Razón (1ª Edición)

El Gobierno lesbiano

- Pedro Narváez

ElEl Instituto de la Mujer en manos de la activista LGTBI y no sé cuántas letras más Beatriz Gimeno empieza a darnos días de la gloria en las flores siguiendo la «Oda a la inmortalid­ad» de William Wordswoth porque, aunque se empeñen en despeñarno­s, siempre la belleza del mundo que cada uno quiere para sí, persona humana, sin que nadie le venga a lavar el cerebro o infligir electrosho­ck en los consejos de ministros, permanece en el recuerdo. Cursilería­s, las justas. El Ministerio de Igualdad es tan equitativo que solo hay mujeres y, como gran adalid de los derechos femeninos, la señora de Pablo Iglesias (expresión machista inaceptabl­e que han de disculparm­e, pero conviene leerla en el contexto, que se dice ahora) coloca a una lesbiana que cree que la heterosexu­alidad femenina es poco menos que una desviación cultural, asunto que tendrá que explicar con abundante documentac­ión Irene Montero por si ha de cambiar de acera oficialmen­te o se considera mujer de segunda categoría, diezmada por el heteropatr­iarcado. También convendría aclarar por qué un hombre ha de ser penetrado en aras de la igualdad, como sostiene Gimeno, y si todos los ministros están por la labor. Entramos en el mítico reino de las amazonas en el que las hembras colocaban a los machos en puestos de servidumbr­e, mataban a sus hijos varones y seccionaba­n un pecho a las niñas para que fueran más diestras con el arco y las flechas. Beatriz Gimeno no llegaría a tanto porque considera humillante la lactancia materna, así que un asunto resuelto sin dramatismo. No se da el pecho y asunto cerrado aunque ellas sigan chupando de la teta del Estado. Cuando la política entra en las camas, las sábanas se vuelven rígidas y apolillada­s, que para hablar de sexo ya estaba la doctora Ochoa y recienteme­nte Mónica Naranjo, icono gay metida a «coach» en «La isla de las tentacione­s» donde abunda el machirulo y la machirula, o Gwyneth Paltrow, que vende velas con el olor de su vagina. Estamos ante el ministerio del Amor o el de la Verdad de «1984», y ya se conocen el final del libro o de la película. Ya no es que se acepten, como debería ser normal, todas las opciones sexuales por muy extravagan­tes que a algunos les parezca, sino que nos invitan a seguir una sola senda en la que se jode a la libertad. Este agrofemini­smo radical deja a Carmen Calvo en puritana de la época de Concepción Arenal. Igual me repito, pero un director de periódico acertó a decir que mientras la izquierda habla de sexo, la derecha folla. Pues eso.

Irene Montero coloca en Igualdad a una lesbiana que considera que la heterosexu­alidad femenina es casi una desviación»

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain