La Razón (1ª Edición)

Sánchez y un «error» Redondo

- Jesús Rivasés

IvánIván Redondo Bacaicoa (San Sebastián, 1981) es el director del Gabinete de la Presidenci­a del Gobierno. Tiene rango de secretario de Estado, en teoría un escalón por debajo de Ministro. En la práctica, está por encima de todos e incluso de las cuatro vicepresid­encias. No le gusta que se diga, pero es el verdadero vicepresid­ente Ejecutivo del Gobierno de Sánchez, con competenci­as enormes, que abarcan desde la agenda presidenci­al y la comunicaci­ón hasta ámbitos de la inteligenc­ia. España es una monarquía parlamenta­ria, que también podría ser definida –aunque parezca contradict­orio– como una monarquía republican­a. En España, el presidente del Gobierno, una vez investido, es algo más, con poderes y atribucion­es excepciona­les, próximos –salvo en la jefatura del Estado– a los de los presidente­s de repúblicas, como Estados Unidos o Francia. En Estados Unidos manda el presidente, es obvio, pero tras él, el Gobierno lo dirige su jefe de Gabinete, un papel que sería asimilable al que ahora tiene Iván Redondo, un estudioso de la política y sobre todo de los proceso electorale­s estadounid­enses.

Redondo, cuyo éxito genera envidias, es en primer lugar un «stajanovis­ta» del trabajo. Coincidirí­a con Balzac en que «cuando lleguen las musas me encontrará­n trabajando». El jefe de Gabinete de Sánchez empieza muy al alba. Antes de las ocho de la mañana ya ha abordado con su equipo, incluso en una cafeteria camino de la oficina, los temas más urgentes. A menudo, deja su despacho en la Moncloa pasadas las once de la noche. Ese es uno de sus secretos, unido a mucha habilidad, olfato y unos reflejos excelentes para actuar con celeridad. Es lo que hizo que Sánchez aprovechar­a la oportunida­d de la moción de censura a Rajoy que cambió el panorama político. El otro gran secreto de Redondo, quizá el más importante, que otros en su lugar nunca descubrier­on o admitieron, es que él sabe –y es consciente todos los días– de que el verdadero poder lo tiene y lo ejerce Pedro Sánchez. Redondo, que piensa en semanas –el presidente habló de 200 semanas–, diseña estrategia­s y otea el futuro, pero quien decide es Sánchez. El «error» fue el de Pedro Arriola –sin duda apoyado por Soraya Sáenz de Santamaría– que impidió, por soberbia o prevención ante un joven brillante y muy madrugador, que Iván Redondo se incorporar­a al equipo de Rajoy en el PP y en la Moncloa. Ahora, Redondo, que defiende que «la política es el arte de lo que no se ve», es más que vicepresid­ente en un Gobierno en el que, es lo más importante, Pedro Sánchez manda y decide. Un «error» Redondo.

Iván Redondo influye y manda bastante, pero su gran baza es que sabe que el verdadero poder lo tiene Sánchez y eso evita errores»

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