RETO DEMOGRÁFICO
Dentro de la formación del nuevo Gobierno, una de las grandes novedades es la configuración del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Conjunción de dos temas fundamentales, de los cuales hoy dedicamos nuestra atención al segundo, que viene caracterizado por tres grandes problemas: crisis en el crecimiento vegetativo, envejecimiento global, y España vacía. En el primer tema está la drástica caída de la natalidad, desde la década de 1980. Llegando en 2019 a una tasa media de fecundidad (TMF) de sólo 1,25 hijos por mujer, entre las más bajas del mundo; y con cada vez más difícil recuperación, estando ya el crecimiento vegetativo (nacimientos menos muertes) en posición negativa. La tendencia a decrecer la población total, sólo se frena por el aumento más que notable de la esperanza de vida al nacer (EVN), que subió en el último siglo, de 30 años en 1920 (apenas unos puntos más que en el Imperio Romano), a un máximo español de 85,3 años en el caso de Madrid. Una longevidad media que nos sitúa, al lado de Japón, en la cúspide mundial, con el efecto de un fuerte envejecimiento, el segundo de los grandes problemas. Que tiene consecuencias muy serias en términos de mercado laboral, pensiones, etc. Un envejecimiento, que en la idea de rejuvenecer, sólo tiene una variable impulsora: la inmigración, todavía sin regular a escala comunitaria en la Unión Europea.
El tercer problema es el de la «España vacía» (Sergio del Molino dixit), un hecho nada nuevo, por nuestra tradicional baja densidad de población (hoy en 94 habitantes/km 2 ); con una creciente tendencia a concentrarse en el litoral y las islas. Simultáneamente con una gran área central muy despoblada, con la exclusión del caso de Madrid y sus aledaños. En resumen: hay que ocuparse de la demografía con una verdadera política de población. Y ahí está el segundo reto, además del cambio de modelo energético, que se refleja en el título del Ministerio a regentar por Doña Teresa Ribera.