Atacama viaje al destino más extremo de la Tierra
Este rincón del planeta permite al viajero descubrir un lugar mágico en el que conectar con lo desconocido
SonSon muchos los candidatos al título de lugar más seco de la Tierra, pero es Atacama el que más veces aparece en lo más alto del podio de los campeones absolutos de ausencia de precipitaciones. Basta decir que, en algunas áreas de Atacama se han llegado a registrar períodos de 400 años sin llover, entendiendo como lluvia un registro de, al menos, un milímetro por metro cuadrado al año, que es lo mínimo medible si hablamos de agua caída del cielo.
Atacama está situado unos 800 kilómetros al norte de Santiago de Chile, bajo el Trópico de Capricornio y próximo al océano Pacífico. En su cielo, limpio y despejado casi todo el año, es prácticamente imposible divisar una nube; quizás, como por asomo, como pidiendo perdón por haberse equivocado de lugar, algún cirro alto al caer la tarde, o las fotogénicas
formaciones lenticulares con forma de OVNI, con más afán de engalanar las cimas volcánicas que de anunciar precipitaciones. Las otras nubes, las que normalmente vienen cargadas de agua, casi nunca llegan por estos lares. Los culpables de semejante fenómeno son, por un lado, la corriente marina de Humboldt –procedente de la Antártida– que enfría la temperatura del agua y dificulta su evaporación, y por otro la cercanía de la cordillera andina, que bloquea el avance de las masas de aire húmedo originadas en la cuenca del Amazonas.
El resultado es Atacama, la aridez total, el desierto más desierto del mundo, un paisaje tan extremo que uno empieza a dudar si sigue en la Tierra o ha viajado a Marte. Uno de esos grandes espacios vacuos de belleza singular, con ese toque mágico que solo se encuentra en los desiertos. Un rincón del planeta donde todavía sigue siendo posible descubrir el significado de lo que, antiguamente, se denominaba «Terra incógnita», los auténticos santuarios de lo desconocido.
La ausencia total de humedad, unido a la inexistencia de contaminación lumínica y al cielo perpetuamente despejado, convierten a este desierto en el lugar más favorable para la observación astronómica. Aquí, cuando alguien mira al cielo, no es en busca de nubes, sino de estrellas. Además, al estar relativamente cerca de la línea Ecuatorial aumenta el panorama estelar. Por todo ello, no es de extrañar que Atacama fuera elegido para desarrollar el proyecto ALMA (Atacama Large Milimeter Array), el observatorio astronómico más potente del mundo, con diez veces más resolución que el famoso telescopio Hubble. El observatorio será capaz de captar lo que hasta hace poco era invisible, los llamados «objetos fríos» del universo. Estrellas, galaxias y nebulosas son capturadas con deslumbrante nitidez desde este observatorio, conocido como «los ojos del mundo».
Se llega a Atacama desde el pequeño aeropuerto de Calama, una localidad minera situada cerca de las fronteras de Perú y Bolivia, donde, a principios del siglo XX, los hermanos Guggenheim forjaron su enorme fortuna gracias a la extracción del cobre en la mina Chuquicamata.
San Pedro de Atacama es el cuartel general elegido por todos los que visitan este desierto, pues se trata de un pintoresco pueblecito de aire bohemio y liberal (aquí le llaman el «pequeño Ámsterdam»), con apenas un puñado de calles sin asfaltar y casitas de adobe donde viven unas 5.000 almas que han visto florecer su economía gracias a los 40.000 viajeros que, cada año, llegan hasta aquí atraídos por el embrujo del paisaje desértico.
A cada paso encontramos empresas de multiaventura que ofrecen todo tipo de actividades y recorridos a pie, bici, caballos o en vehículos todo-terreno por lugares con nombres tan sonoros como la Garganta del Diablo o el Valle de la Muerte. Poca imaginación se necesita para intuir lo que nos aguarda. Conviene ser precavidos y hacer caso de las recomendaciones de los expertos a la hora de configurar el orden de estas actividades, sobre todo para ir habituando nuestro
SAN PEDRO DE ATACAMA
ES UN PINTORESCO PUEBLECITO CON CALLES SIN ASFALTAR Y CASAS DE ADOBE CON 4.000 ALMAS
LOS GÉISERES DEL TATIO
RESULTAN UNA ESTAMPA IMPRESIONANTE, CON VIOLENTOS CHORROS DE HASTA 15 METROS
organismo a los importantes cambios de presión atmosférica a los que nos veremos sometidos. Hay que tener en cuenta que San Pedro está situado «tan solo» a 2.450 metros de altitud y que algunos parajes pueden rondar los 5.000.
LA HORA MÁGICA
Si queremos disfrutar de Atacama en su máximo esplendor no queda más remedio que aprovechar las llamadas «horas mágicas», el amanecer y atardecer. Es entonces, en esos efímeros momentos, cuando el desierto se tiñe de vivos colores, se acentúan los relieves y la luz cegadora del resto del día se tamiza, convirtiendo el paisaje en un escenario onírico.
Los madrugones, aquí, están garantizados, sobre todo cuando visitemos el paisaje natural más impresionante de Atacama: los Géisers del Tatio. Para llegar al campo geotérmico (uno de los más altos del mundo, 4.300 metros sobre el nivel del mar, y el más grande del hemisferio Sur) no queda más remedio que soportar una dura ruta de casi 100 km en coche por un sinuoso camino sin asfaltar. Un esfuerzo que posteriormente se verá recompensado. La clave está en llegar al amanecer, cuando el contraste térmico provoca que los violentos chorros de agua caliente se condensen en enormes fumarolas de vapor que llegan a superar los 15 metros de altura. El escenario es dantesco, evocador del mitológico Averno. Conviene abrigarse con rigor ya que la temperatura, en esos momentos, puede rondar los 15º bajo cero. A medida que el día avanza, y el sol comienza a calentar, los más osados se atreven a ponerse el bañador para zambullirse en alguno de los pozos termales, con la temperatura del agua en torno a los 35º, mientras que en el exterior se sigue bajo cero. ¿Quién dijo que en el infierno hace siempre calor?