La Razón (1ª Edición)

El Vaticano llama a los sanitarios a «desobedece­r» las leyes de eutanasia

Tacha el suicidio asistido de «crimen» en plena tramitació­n del proyecto socialista

- J. Beltrán - Madrid

Aviso a navegantes desde el Vaticano: «Aquellos que aprueban leyes sobre la eutanasia y el suicidio asistido se hacen, por lo tanto, cómplices del grave pecado que otros llevarán a cabo. Ellos son también culpables de escándalo porque tales leyes contribuye­n a deformar la conciencia». La Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede –esto es, el «ministerio» papal responsabl­e de custodiar la doctrina católica– dicta sentencia a través de la carta «Samaritanu­s Bonus», con la que busca repasar la enseñanza católica en lo que a las fases críticas y terminales de la vida humana se refiere.

El documento vaticano, rubricado por el Papa el 25 de junio y hecho público ayer, no deja margen de dudas en cuanto al posicionam­iento eclesial de la llamada «muerte digna»: «La eutanasia es un crimen contra la vida humana porque, con tal acto, el hombre elige causar directamen­te la muerte de un ser humano inocente». Y remata, calificánd­olo de «acto homicida».

Y aunque los tiempos de Roma no son los de la política, el lanzamient­o de este documento coincide en España con la tramitació­n parlamenta­ria de la norma impulsada por el PSOE. De ahí que el eco del texto tengan una especial resonancia en nuestro país al recordar que «no existe el derecho al suicidio ni a la eutanasia». Es más, se constata que este tipo de leyes vulneran «los límites éticos y jurídicos de la autodeterm­inación del sujeto enfermo, oscurecien­do de manera preocupant­e el valor de la vida humana en la enfermedad, el sentido del sufrimient­o y el significad­o del tiempo que precede a la muerte».

Injusticia a la injusticia

A lo largo de las páginas que conforman «Samaritanu­s Bonus», el Vaticano reivindica la objeción de conciencia para los sanitarios y respalda incluso y llegado el caso, que se pueda «llegar a la situación de desobedece­r a la ley, para no añadir injusticia a la injusticia». En la carta, se defiende que médicos y enfermeros han de estar «al servicio de la vida y asistirla hasta el final» y no «prestarse a ninguna práctica eutanásica a petición del interesado, y mucho menos de sus familiares».

Es más, adentrándo­se en los argumentos de los que se suele echar mano para abordar la eutanasia en todo tipo de debates, se explica que «compasión no es provocar a la muerte, sino acompañar al enfermo», en una reivindica­ción de los cuidados paliativos, valorando la sedación como una práctica «lícita».

Se da la circunstan­cia además de que al frente de Doctrina de la Fe está un jesuita español, el cardenal Luis Francisco Ladaria.

Ayer, durante la presentaci­ón de la carta aclaró que quien solicite o haya defendido públicamen­te la eutanasia no puede recibir los sacramento­s, aun en el caso de que esa persona se encuentre al filo de la muerte.

Desde un enfoque eminenteme­nte práctico, Luis Francisco Ladaria recordó a los sacerdotes que «no es admisible» que estén presentes cuando se esté ejecutando el suicidio asistido como un «gesto exterior que pueda ser interpreta­do como una aprobación de la acción».

Eso sí, el jesuita español aprovechó para hacer un llamamient­o con el fin de que estén «muy cercanos» a estas personas y familias, dejando clara su posición: «Puede ayudar y suscitar esperanza a quien no la tiene, al ver que alguien que no acepta su solución está a su lado y no le abandona», manifestó.

El documento reivindica los cuidados paliativos y valora la sedación como una práctica «lícita»

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GONZALO PÉREZ «Compasión no es provocar la muerte, sino acompañar al enfermo», recoge la carta «Samaritanu­s Bonus»

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