LA ESTRATEGIA

Está en la hoja del ruta del Gobierno de Coalición. Así se lo ha hecho saber Moncloa a los obispos en los encuentros de este verano para situarles en cuáles van a ser sus prioridades con respecto a la Iglesia. Tanto es así que los obispos publicaron una nota aprobada por la Comisión Ejecutiva en la que lamentaban que el Congreso de los Diputados siguiera adelante con la regulación de la eutanasia. Así, ponían el foco en la pandemia del coronavirus que ha puesto de manifiesto «la muerte en soledad de tantos enfermos y la situación de las personas mayores. La ley, que tiene una función de propuesta general de criterios éticos, no puede proponer la muerte como solución a los problemas», alertan. Tal es la preocupación que ha sido un tema que se quedara fuera de los dos encuentros con el Papa que mantuvieron la semana pasada el presidente, el vicepresidente y el secretario general de la Conferencia Episcopal. El cardenal arzobispo de Barcelona Juan José Omella admitía el pasado sábado en la Plaza de San Pedro que Francisco es «muy sensible» a esta reforma. «No sólo se trata de morir o no morir, sino que está el tema del acompañamiento en el dolor», dijo el líder del Episcopado. Es más, añadió que «cuando a uno le quitan el dolor y se siente acompañado de sus familiares y el personal médico desea vivir.