El baile de los malditos
Bayern y Sevilla buscarán mañana en Budapest su segunda Supercopa europea. Suman siete finales perdidas entre ambos
Sin apenas el aliento de su gente, Bayern y Sevilla desempatarán mañana en el palmarés de la Supercopa de Europa, torneo en el que figuran con un entorchado cada uno y siete finales perdidas entre ambos, un porcentaje de derrotas de casi el 80 por ciento que contrasta con el pleno de los andaluces en sus otras seis finales continentales (todas de la Europa League) y el 11/16 de los alemanes en el resto de torneos internacionales que adornan su granado palmarés.
Quiso UEFA en su optimismo que el partido de Budapest fuese su «proyecto piloto» para el regreso de espectadores a los estadios, pero la segunda ola de la pandemia arrecia y es posible que no se vendan las 20.000 entradas ofertadas para el duelo del Ferenc Puskas Arena, algo menos de un tercio de su aforo de 67.000 asientos. El organismo rector del fútbol continental envió tres mil localidades a cada contendiente y en Sevilla sólo se quedaron con quinientas, mientras que desde Baviera devolvieron ochocientas. Tampoco se espera que los aficionados húngaros agoten el resto del cupo disponible, así que...
Sin el arrope de las respectivas hinchadas, por tanto, deberán el Sevilla y el Bayern romper la mala serie de resultados que acreditan en este torneo que, hasta ahora, les ha proporcionado más disgustos que alegrías. Una en concreto a cada uno: se proclamó «supercampeón» el Sevilla en su primera participación y el Bayern en su último intento.
En 2006, los sevillistas laminaron al Barcelona de Rijkaard (y de Etoo, Xavi, Iniesta, Messi, Deco, Ronaldinho...) en la que fue la obra más rematada de «La Máquina», el equipazo que dirigió Juande Ramos en un bienio mágico de cinco títulos y una Liga que se escapó por la ceguera de Iturralde en cierto partido en Mallorca. Renato, Kanouté y Maresca marcaron los goles y dio la vuelta al mundo una jugada «maradoniana» de Antonio Puerta justo un año antes, día por día, de sufrir el infarto que lo llevó prematuramente a la tumba.
Cuarenta y ocho horas después del funeral de Puerta, en un ambiente electrificado por las emociones, el Sevilla volvía al Louis II de Montecarlo para disputar su segunda Supercopa, la primera de las cuatro que ha perdido. Se adelantó mediante Renato contra el Milan, que remontó con goles de Inzaghi, Jankulovski y Kaká. Han pasado trece años desde entonces y aún andan los equipos de toda Europa intentando ganarle una final a los conjuntos españoles, que suman desde entonces veintitrés títulos continentales y siete subcampeonatos... todos ellos en finales entre compatriotas.
Así, las tres Supercopas perdidas de forma consecutiva por el Sevilla entre 2014 y 2016 fueron a manos de vecinos de la Liga, en dos ocasiones el Real Madrid y la tercera, el Barcelona. En Cardiff, en el debut oficial de Gareth Bale con la camiseta merengue, un doblete de Cristiano Ronaldo liquidó a los chicos de Unai Emery (2-0). Las otras dos ediciones fueron mucho más emocionantes, pero en ambas cayeron los sevillistas tras una prórroga. En Tiflis 2015, Pedro decidió (5-4) en el tiempo suplementario un partido en el que se adelantaron los andaluces, andaluces, remontó hasta el 4-1 el cuadro de Luis Enrique e igualaron a cuatro los blanquirrojos. En Trondheim 2016, Asensio adelantó al Real Madrid, le dieron la vuelta Mudo Vázquez y Konoplyanka, empató Ramos, como suele, en el descuento y Carvajal, cuando el duelo estaba abocado a los penaltis, hizo el 3-2 en el minuto 119.
La única Supercopa continental que figura en el palmarés del Bayern es la de 2013, la que siguió al histórico triplete de Jupp Heynckes. Pep Guardiola, su sustituto, venció al Chelsea en la tanda de penaltis de Praga (2-2) y ése ha sido el único título europeo ganado por el entrenador catalán fuera del Barcelona y del influjo de Leo Messi. No es casualidad que los bávaros hayan recuperado su espléndido vigor competitivo a raíz de su salida y que hoy sea el Manchester City el que pene en los torneos continentales con su manierista ineficacia.
Las derrotas del Bayern en la Supercopa, la última de las cuales fue en 2001 ante el Liverpool (3-2), se remontan a los años setenta, cuando se disputaba a doble partido entre los campeones de la Copa de Europa y de la extinta Recopa: Dinamo de Kiev y Anderlecht fueron sus verdugos en 1975 y 1976; no pudo disputarla en 1974 por motivos políticos, ya que su adversario habría sido el Magdeburgo, vecino germanoriental.