La Razón (1ª Edición)

Patronal y sindicatos se plantan en los ERTE: «Al Gobierno solo le preocupa hacerse la foto»

Se levantan de la mesa de negociació­n y exigen al Ejecutivo que no excluya de la ampliación a la hostelería y el comercio

- H. Montero - Madrid

Los agentes sociales se levantaron ayer muy molestos de la mesa de negociació­n con el Gobierno para la prolongaci­ón de los expediente­s de regulación temporal de empleo. Sindicatos y patronal afirman que las posturas enquistada­s que no auguraban una fácil resolución el pasado miércoles, en una maratonian­a reunión, se mantienen. Los recursos del Estado comienzan a escasear para hacer frente a los ingentes gastos que afronta y la «cirugía fina» o «tijera» asoma en esta nueva prórroga para los 740.000 trabajador­es aún en «paro temporal».

Pese a todo, aún hay voluntad de extender las ayudas hasta finales del próximo enero si se desencalla el punto muerto en que están varadas las partes. Incluso, según las fuentes consultada­s, los líderes empresaria­les y sindicales tratarán de desbloquea­r la situación este fin de semana y todo podría quedar despejado para el lunes. Sin embargo, ayer los negociador­es decidieron arrojar la toalla entre reproches por un marco que –según sindicatos y patronal– deja fuera a casi 500.000 de los 750.000 trabajador­es afectados, según fuentes sindicales, algo que niega la Seguridad Social que asegura que son menos.

«Estamos hasta los cojones», reconoció abiertamen­te alguno de los negociador­es a este diario sobre la cerrazón en la que ha entrado el Ejecutivo, más preocupado en «hacerse la foto» cuanto antes que de salvar a las empresas y trabajador­es ante el peor momento que se avecina.

Pese a los desencuent­ros, la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se mostraba optimista a primera hora de ayer al indicar que se había acordado elevar el llamado «contador a cero» de seis meses a 196 días (medio mes más) y aplicarlo durante todo 2021. La ministra anunciaba otros puntos de acuerdo, como la nueva prestación para los trabajador­es fijos-discontinu­os por la falta de temporada turística, una

«Estamos hasta los cojones. El Gobierno está más preocupado en hacerse la foto que en salvar a las empresas»

Escrivá afirmó que «no puede haber café para todos» y que la pandemia no afecta a todas las empresas por igual

demanda de UGT, y sostuvo que la prestación asociada al ERTE se mantendrá en el 70% de la base reguladora aunque transcurra­n seis meses. «Estos asuntos ya están zanjados», dijo la ministra, así como el del plazo de los ERTE, que no será «cerrado». Con estos avances, Díaz considerab­a que se estaba «cerca» de alcanzar un acuerdopar­aprorrogar­loserte a partir de octubre.

Los agentes sociales no aceptan los recortes que pretende el Gobierno, que cosecha su primer revés en este terreno. La sectoriali­zación de los ERTE en esta nueva prórroga amenaza con dejar fuera a actividade­s muy intensivas en mano de obra para centrarse en los sectores que Trabajo ha identifica­do como los más estancados (turismo, agencias de viaje, ocio y cultura, y transporte). La lista deja fuera multitud de actividade­s que solo estarán protegidas en caso de rebrote, un aspecto que rechazan las patronales y UGT. Los empresario­s amagan con no firmar hasta que no haya algún tipo de cobertura. «No se avalará ningún acuerdo con el Gobierno que deje tirado a alguna empresa o algún autónomo», dijeron fuentes de la patronal a este diario. Por el contrario, el ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migracione­s, José Luis Escrivá, defendió que «no puede haber café para todos».

Las fuentes sindicales consultada­s aseguran que hay dos asuntos clave aún por resolver y en los que las posturas están lejanas: los sectores que se quedan fuera y las exenciones, que aún no satisfacen a los agentes sociales. En este sentido, el presidente de la asociación de autónomos ATA, Lorenzo Amor, solicitó la eliminació­n de las exoneracio­nes a la incorporac­ión tras un ERTE y que esos recursos se destinen a ayudar a empresas en crisis, una petición en la que coinciden con los sindicatos. «Mantener las exoneracio­nes (a la contrataci­ón) tiene un coste de 900 millones. Quite las exoneracio­nes y con esos 900 millones, cada mes, ayudaría a 900.000 autónomos a pagarle el cese de actividad», zanjó.

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CRISTINA BEJARANO El ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migracione­s, José Luis Escrivá

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