Colaboración a prueba de críticas
La reunión entre el presidente del Gobierno y la presidenta de la Comunidad de Madrid el pasado lunes ha recibido críticas de unos y otros. Algunas de ellas se han centrado en los aspectos formales de la reunión, la multiplicación de banderas, la actitud de los interlocutores o el protocolo grandilocuente en el que se desarrollo el acto. De otra parte, por numerosos expertos, se ha reprochado la insuficiencia de las medidas adoptadas, la tardanza en su adopción o la escasez de medios humanos y materiales para desarrollar las medidas. El primer grupo de críticas es secundario, por la subjetividad de las valoraciones y porque la misma depende de la adscripción ideológica o incluso partidaria de quien las hace. El segundo grupo de críticas puede tener muchas más importancia y fundamento, y el tiempo y la curva de la pandemia revelarán en cuestión de muy pocas horas si las medidas han sido o no suficientes. Lo que a estas alturas ya parece cierto, es que las autoridades de la Comunidad de Madrid anunciarán hoy mismo nuevas y más exigentes medidas de limitación de la movilidad, lo que daría de hecho la razón a las críticas de epidemiólogos y expertos en salud pública.
Desde el punto de vista institucional el lunes se inauguró en la sede del gobierno regional un camino de colaboración estrecha entre el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que ya no debería abandonarse por ninguna razón durante las próximas semanas y meses. Aunque sea tarde, bienvenida sea esa cooperación, porque de ella va a depender la eficacia de las medidas ya adoptadas o que vayan a acordarse en las próximas horas y días. El que finalmente ambos gobiernos con su nueva actitud y con las reuniones diarias sellen un acuerdo al margen de la coyuntura política, las diferencias ideológicas y la competencia electoral es una buena noticia para la ciudadanía madrileña. En estos momentos de auténtica emergencia, la cooperación institucional contra la covid tiene que blindarse, y ni las alusiones de la presidenta Ayuso durante su intervención ante el presidente Sánchez ni las reacciones y críticas de los socialistas madrileños, pueden estar por encima del interés general que institucionalmente deben defender ambos gobiernos.