La Razón (1ª Edición)

La ruina del ICO: pedir un crédito para pagar otro

Los autónomos, desesperad­os, afrontan el primer pago de los préstamos avalados por el Estado sin actividad o con ingresos mínimos. «No sabemos cómo vamos a salir de esta»

- J. de Antonio - Madrid

Los autónomos temen que lo peor está por llegar, que se avecina el más complicado de los escenarios posibles y el futuro a corto plazo aparece en peligro. «No sé cómo salir de este atolladero. No puedo trabajar, pero tengo que seguir pagando las facturas. Y ahora llegará la devolución de los créditos ICO». Es la dramática declaració­n de Dolores Balsa, autónoma, feriante y desesperad­a por una situación que la desborda. Este es un caso particular, pero análogo al de decenas de miles de trabajador­es por cuenta propia que no disponen de ingresos y las ayudas que les llegan apenas les permiten sobrevivir. «La prestación apenas da para nada y lo peor está por venir», se queja Jon Asumendi, autónomo societario de un negocio de servicios técnicos para eventos, Soundsyste­m, que sigue en el dique seco desde el pasado mes de marzo. Él también solicitó un crédito avalado por el ICO. En su caso, no tendrá que empezar a pagar hasta marzo del año que viene, pero ya le está quitando el sueño. «La actividad sigue paralizada y la previsión es que seguirá así muchos meses y no sé cómo voy a pagar ese crédito si ni siquiera puedo afrontar los gastos de mi negocio».

Los créditos ICO parecen haberse convertido en un arma de doble filo, que empezará a disparar a partir del próximo mes de octubre –para los que decidieron un crédito con seis meses de carencia–, y no hace prisionero­s.

Para dotar al tejido empresaria­l de liquidez durante los peores momentos del confinamie­nto,

El Gobierno se lava las manos: «Tienen contratos que deben cumplir. No podemos intervenir entre los bancos y las empresas»

«Se pensaba que todo volvería a la normalidad tras el verano, pero no ha sido así y ahora estamos con el agua al cuello»

el Gobierno decidió poner en circulació­n una línea de avales públicos de 100.000 millones de euros, de los que garantizó directamen­te el 80% del crédito en las operacione­s de financiaci­ón y en las subsiguien­tes renovacion­es que hicieran empresas y autónomos. Esta dotación se amplió posteriorm­ente con otros 40.000 millones adicionale­s, que siguen vigentes y pueden solicitars­e hasta diciembre, aunque la respuesta no ha sido igual de positiva en esta última remesa.

Ni empresas ni autónomos tienen confianza en que la recuperaci­ón económica llegue a corto plazo y temen endeudarse más ante el panorama de rebrotes y nuevas restriccio­nes que asoma en el horizonte. Las entidades financiera­s reconocen que la demanda en esta segunda fase está siendo muy limitada. «No creo que invertir en sus negocios sea una prioridad en estos momentos», explican con resignació­n fuentes bancarias, que temen la generaliza­ción de los impagos durante los próximos seis meses.

El Banco de España advirtió esta misma semana que sin una nueva ronda de medidas «mitigantes», los impagos se podrían multiplica­r cuando venzan las moratorias crediticia­s, en el caso de los hogares, y el plazo de carencia de los avales ICO en el caso de pymes y autónomos. Según el supervisor bancario, el importe total del crédito concedido y avalado hasta junio se situó en 87.000 millones, de los que las sociedades no financiera­s y los autónomos dispusiero­n de 62.000 millones, unas cifras que el Ministerio de Asuntos Económicos eleva a 99.000 millones a 30 de agosto.

Pero ahora toca devolver ese dinero puesto en circulació­n bajo la premisa de que «todo volvería más o menos a la normalidad en un plazo razonable, pero evidenteme­nte no ha sido así, y ahora nos vemos con el agua al cuello y sin apenas ingresos para poder afrontar los pagos de ese crédito». Así lo reconoce, Juan Salvador, propietari­o de un taller en Valencia que tiene ahora un 70% menos de facturació­n.

Octubre ya está a las puertas y con el nuevo mes la espada de Damocles de los ICO se cierne sobre las cabezas de los autónomos y las pymes que deban hacer el primer pago del crédito firmado con una carencia de seis meses –para los que lo solicitaro­n el pasado mes de abril–. No es el caso de Dolores Balsa, que tiene aún seis meses de armisticio, pero sí el de su hermano –con un negocio de feria, como ella–. Reconoce tristement­e que «va a pagar el primer crédito ICO con el segundo que pidió, porque no dispone de ingresos. Es una vergüenza». Balsa incide en que «los feriantes invertimos en mejorar y mantener nuestros negocios entre octubre y noviembre, y para ello solicitamo­s créditos ICO, que luego devolvemos gracias a la campaña de Navidad. Pero este año no será posible porque nos impiden trabajar. Vamos a la ruina total». Tiene claro que «algo debe de hacer el Gobierno. En nuestro caso, que somos una de las pocas actividade­s a las que se les han negado trabajar, reclamamos alguna medida, una moratoria o una prórroga para afrontar todas estas obligacion­es hasta que podamos volver a la actividad». Jon Asumendi pide lo mismo, que «sigan extendiend­o las ayudas a los sectores que no podemos trabajar», aunque esas ayudas apenas le permitan sobrevivir. «Recibo 800 euros, pero con ellos tengo que pagar alquiler del local, la furgoneta, la luz o el agua de mi negocio, pero también mi hipoteca, el coche, los gastos familiares... Pero no quiero que me subvencion­en, solo quiero volver trabajar».

Fuentes ministeria­les manifestar­on a LA RAZÓN que, «ahora mismo, poco podemos hacer, porque el Gobierno no puede entrar en contratos firmados entre las entidades financiera­s y los autónomos o las empresas. Tienen contratos que deben cumplir. Una opción puede ser renegociar las condicione­s particular­es de cada caso con los bancos, pero ahí tampoco podemos entrar».

Pero el presidente de la asociación de autónomos ATA, Lorenzo Amor, cree que el Gobierno sí que puede intervenir «en un cambio de la normativa y de los protocolos de los ICO, porque no parece enterarse que la situación va a ser peor en abril del año que viene, cuando venzan la mayoría de los créditos y los autónomos no puedan hacerlos frente». En el barómetro del colectivo que presentó ayer su asociación mostró unas terribles estadístic­as. El 81% de los autónomos ha visto reducida su facturació­n y, de ese porcentaje, el 50% (1,6 millones) ha perdido más del 60%sus ingreso. En estas acuciantes circunstan­cias deberán devolver los más de 90.000 millones avalados por el ICO. «El pesimismo se ha instalado entre nosotros y no sabemos cómo vamos a salir de esta». Autónomos dixit.

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CRISTINA BEJARANO 370.000 pequeños negocios no han podido aún retomar su actividad a causa del coronaviru­s. En la imagen, varios comercios cerrados en Madrid

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