Padres forzados
El trío de actores que lideran el reparto defienden muy bien una historia que a veces hace aguas
El baile bajo la lluvia (véase en la foto) o la escena final en la mansión de la madre de Trinca
Dirección: Fernan Ozpetek. Guión: F. Ozpetek, Silvia Ranfagni y G. Romoli. Intérpretes: Stefano Accorsi, Jasmine Trinca, Edoardo Leo, Serra Yilmaz. Italia, 2019. Duración: 114 minutos. Drama.
He aquí una película indecisa. Por un lado, está la «feel good movie», que celebra un modelo de familia alternativa que observa la cotidianeidad de una pareja homosexual con sus decepciones y sus lechos de afecto. Por otro, está el melodrama con enfermedad dentro, que implica orfandad y ruptura. Fernan Ozpetek, el portavoz de los usos y costumbres de la comunidad LGTBI italiana desde que estrenó su ópera prima, «Hamam, el baño turco», no sabe muy bien por qué decantarse: si por el filme luminoso, que demuestra que dos hombres que nunca habían pensado en tener hijos pueden ser los mejores padres adoptivos, o si por el drama seco y poético, que pone en escena con eficacia las diferencias irreconciliables de un amor a punto de quebrarse, y que, qué lástima, no puede evitar ponerse sentimental aunque ese gesto ponga en riesgo la verosimilitud de una historia por otro lado bastante naturalista. Como nexo de unión de estas dos películas que nunca acaban de llevarse bien, un trío de actores que se creen lo que cuentan. Tanto de Stefano Accorsi como de Edoardo Leo se deduce una intimidad cómplice pero agotada, aún resplandeciente de cariño, sin caer en los estereotipos, muy próxima a los afectos del espectador. De Jasmine Trinca, la tercera en discordia, la amiga del alma que irrumpirá en esta pareja tambaleante, no hay más que destacar la inmensa calidez que irradia su personaje.