La Razón (1ª Edición)

El increíble Ocampos

El argentino marcó el penalti y fue una amenaza con una exhibición de lo que es jugar hasta el límite de las fuerzas

- F. M. -

A ratos parecía «muerto», agotado, pero encontraba aire para correr y sortear rivales

Parecía cansado, muerto... Pero no. ¿Ocampos cansarse? Si lo está, que lo está, no se nota. El futbolista argentino del Sevilla fue el reflejo del heroico partido que protagoniz­ó el equipo de Lopetegui ante el Bayern Múnich, el campeón de Europa, el que metió ocho goles al Barcelona y que está invicto desde diciembre. Un rodillo, vamos, y lo demostró durante muchos momentos. Pero enfrente se encontró a un señor equipo que disputaba su ¡primer partido de la nueva temporada! Así, de golpe, estrenarse contra el conjunto que más ritmo y que más físico exige en la actualidad.

Tuvo que defender mucho y bien el conjunto hispalense, pero en la segunda parte fue una amenaza con las pelotas largas a la carrera. Y para correr, Ocampos. No tiene el argentino el estilo más bonito del mundo. Es grande y parece tosco, pero de eso nada. Su segunda parte fue espectacul­ar. A ratos parecía acabado, sin oxígeno, buscando una ración extra de aire en cada momento, pero en cuanto le llegaba el balón arrancaba y no había quién le parara. O sí, pero con falta. Hasta seis recibió en todo el encuentro. Corría, frenaba, salía de nuevo, hacía un caño, se la llevaba rodeado, otra vez de rebote, y al suelo derribado para que su equipo se tomara

El argentino no tiene el estilo más bonito, parece tosco con su metro y 88 centímetro­s, pero de eso nada

un respiro. Fue una amenaza, algo que le había faltado al conjunto de Lopetegui en la primera mitad, cuando hizo bien la labor defensiva, pero sin llegar arriba. Cuando lo hizo lo aprovechó con el penalti que marcó Ocampos, quién si no.

Ha caído de pie en el Sevilla el jugador de 26 años que llega procedente del Marsella y que desde el primer momento encajó con la afición y con el entrenador. Es pura pasión lo suyo: sus lágrimas al conquistar la Liga Europa, sus partidos con el muslo vendado, en los que estaba medio lesionado... Por un lado y por otro apareció ante el Bayern en esta nueva temporada en la que sigue en el Sánchez Pizjuán, pese a que ha tenido algunas ofertas interesant­es este verano. Los calambres amenazaron con aparecer en la frenética segunda parte que se vivió en Budapest, pero Lopetegui lo mantuvo en el campo. Pero es que así estaban también Escudero, Jordán... Fue un partido muy exigente.

Lleva el «5» en la espalda Ocampos y ayudó en defensa como uno más en los momentos malos. También en la prórroga, donde le sacaron a Davies, el fantástico joven lateral que no había sido titular porque tenía unas molestias. El esfuerzo individual y colectivo se quedó sin recompensa. El Bayern se llevó la Supercopa, la segunda de su historia, porque fue mejor. Pero el Sevilla se volvió a demostrar que puede competir con los más grandes del continente.

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REUTERS Ocampos celebra el tanto de penalti que marcó al Bayern Múnich

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