Merkel defiende en el Bundestag la extensión del cierre total
La canciller da la cara y se enfrenta a las críticas de la oposición
Desde la llegada de la pandemia, el principal objetivo de la canciller Angela Merkel fue transmitir confianza a los ciudadanos aunque advirtiendo contra su exceso. Un acto de malabarismo que la canciller lleva practicando desde hace más de un año a la vez que dirige a su país «a través del desastre», tal y como aseguró ayer en el Parlamento tras prolongar las restricciones hasta el 7 de marzo, ante el temor de las nuevas mutaciones.
No obstante, Merkel sabe que la paciencia es finita y a los meses de confinamiento en los que está sumida Alemania hay que sumar las más de 60.000 muertes por corona en el país. Un binomio que provocó que en el Bundestag saltaran las chispas. «Lo que acordamos es adecuado, necesario y proporcionado. Sigue sin haber una medida más suave que la de minimizar los contactos de manera consecuente para llevar la evolución de contagios de manera sostenible a un nivel controlable», aseguró la canciller. Unas palabras que no convencieron a la oposición y principalmente a los diputados del partido populista de Alternativa para Alemania (AFD). La líder de este grupo xenófobo, Alice Weidel, acusó al Gobierno federal no solo de hundir a los ciudadanos en la depresión y en la soledad, sino de dejar un «rastro de devastación» en el mercado laboral. No quedó ahí la reprimenda de la líder ultra. Weidel también acusó a Merkel de «una puesta en escena vergonzosa» y «una demostración de la arrogancia del poder».
La canciller admitió errores. En su opinión, se subestimó la segunda ola y reconoció que, desde el inicio de la campaña de vacunación, se han cometido muchos errores aunque volvió a defender la «vía europea» para la negociación, la adquisición y el
Sin vida social hasta el 7 de marzo. La canciller dice que no se pueden repetir los errores de la segunda ola con la desescalada
reparto de vacunas contra la covid-19. La canciller se refirió también a los grandes «errores» en la gestión de la pandemia y que no se reaccionara de manera suficientemente cautelosa y rápida en los inicios de la segunda ola, ni se decretara con suficiente antelación un parón de la vida pública. La oposición no escatimó en críticas. El líder del grupo parlamentario de La Izquierda, Dietmar Bartsch, calificó de inaceptable que el Bundestag solo sea informado después de las resoluciones y el líder del FDP, Christian Lindner, pidió una mayor participación parlamentaria. Al mismo tiempo, subrayó el gran agotamiento de la sociedad. «Mucha gente esperaba algo más que un nuevo corte de pelo», agregó.
Por otra parte, Merkel volvió a alertar de las mutaciones de coronavirus –la británica, la sudafricana y la brasileña– «notablemente más agresivas» y presentes ya en el país, y consideró que «tarde o temprano se impondrán y desplazarán al virus original», como ya ha ocurrido en otros países europeos, con consecuencias «dramáticas».