Correísmo o cambio
Guillermo Lasso se enfrentará en segunda vuelta al joven delfín de Rafael Correa, Andrés Arauz. Sin embargo, la difícil cuesta para lograr el segundo lugar consigue otro escollo no menor. Yaku Pérez, líder indigenista de izquierda ha sentenciado: «Ni sueñen que vamos a apoyar a la delincuencia organizada de Lasso, ni sueñen que para evitar que venga (Rafael) Correa al Ecuador tengamos que apoyar al feriado bancario y a la corrupción del señor Guillermo Lasso... somos los únicos que podemos ganar». Lasso reiniciará la carrera por la presidencia con peso a cuestas. Deberá
persuadir a los votantes de Yaku sobre la conveniencia de su propuesta y la necesidad de su victoria para detener el regreso del socialismo del siglo XXI a Ecuador. Lo hará con la voz del liderazgo en contra y con la dificultad de convencer a unos votantes que -en su mayoría- probablemente se sentirán persuadidos de no salir a votar.
Adicionalmente, Lasso representa la mejor oposición en la estrategia de Arauz y Correa. Para la especialista en comunicación política, Carmen Beatriz Fernández: «Con Lasso, el correísmo se monta en el eje izquierda vs derecha, que le resulta más ventajoso y no en el de cambio vs continuidad donde está en desventaja». En otras palabras, el contraste de la campaña se construiría con elementos más propios del discurso natural de Correa y que nos acostumbró durante diez años cuando presidía su país.
Sin embargo, Lasso también tiene oportunidades y espacios para ganar. En primer lugar, no cuenta con el rechazo de la gran sorpresa de la primera vuelta, el agricultor e industrial de izquierda moderada Xavier Hervas. El ya excandidato presidencial ha solicitado un reconteo de todos los votos. A partir de allí, fijaría una postura de cara a la segunda vuelta.
Otra oportunidad para Lasso es el propio anti correísmo. No hay que edulcorar la siguiente cifra: 70% de los ecuatorianos no votaron por Arauz. Si su mensaje se implementa a partir de los disparadores que antagonizan la figura de Correa con dos tercios de los votantes, Lasso podría recibir la confianza de nuevos votantes a pesar de no ser el candidato ideal. En otras palabras, la campaña del empresario conservador tiene la oportunidad de construir un voto castigo importante y suficiente en contra de Arauz, indispensable para ganar.
En tercer lugar y no menos importante, Lasso se mide bajo un sistema electoral justo y alejado de cualquier maniobra castro chavista en Ecuador. Considerando la historia reciente en algunos países de América Latina, esto resulta un dato importante para lograr la victoria el próximo 11 de abril.
En definitiva, esta segunda vuelta presenta la disyuntiva casi plebiscitaria del correísmo y su vuelta al poder. Lasso tendrá la responsabilidad de representar a la inmensa mayoría de ecuatorianos que están decididos a desechar cualquier vestigio que permita el regreso del socialismo del siglo XXI a la presidencia del Ecuador.