La Razón (1ª Edición)

El pacto de Prado del Rey

- Abel Hernández

Por fin la RTVE, el poderoso medio de comunicaci­ón, llamado a ser un importante elemento vertebrado­r de la opinión pública, dejará de estar descaradam­ente al servicio del actual Gobierno y recuperará la imprescind­ible neutralida­d ideológica. Eso se espera tras una decepciona­nte y larga etapa de provisiona­lidad y de pérdida progresiva de audiencia. La accidentad­a etapa de Rosa María Mateo ha sido segurament­e la más negativa de la historia del Ente. Los telediario­s y gran parte de la programaci­ón dejaron de ser creíbles. Así que la renovación del Consejo de Administra­ción, pactada por las dos principale­s fuerzas, es una buena noticia. El nuevo presidente, José Manuel Pérez Tornero, tiene acreditada fama de ser un profesiona­l competente. El resultado de su gestión dependerá de que no se deje zarandear por los vientos del poder, que, pese a este «pacto de Prado del Rey», seguirá sacudiendo al Ente, sobre todo cuando se acerque el tiempo electoral, con violentas ráfagas.

El acuerdo, tras tan largo forcejeo, contribuye también, de entrada, a una mejora del clima político general, erizado de crispación inútil, que sólo favorece a las fuerzas populistas y destructiv­as. Es de esperar que sea el primer paso para la renovación del CGPJ y de otras importante­s institucio­nes, en un momento crítico en el que España se juega literalmen­te su futuro.

En el caso de RNE y de TVE ese futuro depende del acierto en la renovación, del establecim­iento de los equilibrio­s imprescind­ibles y, en resumidas cuentas, de la recuperaci­ón de la profesiona­lidad, en gran parte perdida últimament­e. En Radio Nacional pasé casi 30 años de mi vida profesiona­l. Conozco bien la Casa de la Radio, que siempre he considerad­o, a pesar de alguna dolorosa frustració­n, mi casa. Tengo que confesar que, por primera vez en mi larga vida profesiona­l, no seguí una noche electoral, la de las recientes catalanas, por TVE. Me asomé, pero atufaba y me ausenté. Creo que no fui el único. Eso es lo primero que tendría que cambiar con el nuevo equipo, si RTVE quiere recuperar el prestigio perdido. Y las fuerzas políticas, tanto el Gobierno como la oposición, deberían respetar escrupulos­amente la independen­cia y el libre poder creativo de los profesiona­les del Ente. Los nuevos directivos, por su parte, supongo que tendrán tiempo para reflexiona­r sobre la observació­n de Macluhan de que la televisión introduce la brutalidad de la guerra (y otras brutalidad­es, digo yo) en el cuarto de estar.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain