La UE expulsa a la embajadora de Venezuela
La crisis diplomática se agrava y amenaza el 40% de la ayuda humanitaria en el país
La UE declaró ayer persona non grata a la jefe de la misión de Venezuela ante el bloque comunitario, Claudia Salerno, después de que Venezuela hiciera lo propio con la embajadora europea en Caracas, la portuguesa Isabel Brilhante, en respuesta a las sanciones contra 19 funcionarios. «La UE considera que esta declaración está completamente injustificada y es contraria al objetivo de la Unión de desarrollar relaciones y construir asociaciones en terceros países», asegura el Consejo en un comunicado.
Brilhante mantiene su bajo perfil, el mismo que habitualmente la caracteriza. No se le ha visto públicamente ni ha declarado desde que recibió el miércoles una carta de expulsión del país de las manos del canciller del régimen chavista, Jorge Arreaza. Ahora, la expectativa es si el gobernante dejará sin efecto la expulsión de la diplomática, como ya ocurrió en julio de 2020, o si cumplirá con su amenaza de deshacerse también de los embajadores de España, Francia, Alemania o Reino Unido, quienes, según fuentes del Ministerio de Exteriores venezolano confirman a LA RAZÓN, recibieron un plazo de 72 horas también para demostrar que su actitud con respecto al chavismo «cambia».
Brilhante aún está en Venezuela, mientras corren las 72 horas que recibió de plazo para abandonar el país. Por ahora, en oídos sordos ha caído la petición de la UE para que el régimen venezolano reconsidere la medida.
La noche del miércoles, de hecho, Nicolás Maduro reiteró que su decisión se fundamentaba en el respeto a la soberanía luego de que al bloque «le dio un ataque de locura y vino a agredirnos. Nosotros estábamos tranquilos». «Nosotros no queríamos hacer esto, lo hacemos en contra de nuestra voluntad, incluso. Queríamos mantener las mejores relaciones con toda Europa, pero no podemos permitir que vengan a agredir a Venezuela», dijo Maduro.
En este sentido, amenazó al bloque europeo con cancelar permanentente cualquier tipo de contacto. «O rectifican, o con ustedes no hay más nunca ningún tipo de trato, señores de la Unión Europea», insistió.
Entretanto, las reacciones se suceden. Activistas de la sociedad civil y varios analistas han destacado el posible impacto negativo que tendrá esta decisión en materia humanitaria. Desde el año pasado se ha informado que los países europeos financian el 40% de la ayuda humanitaria que necesita Venezuela, según la Asamblea Nacional y activistas humanitarios. Si la UE deja de actuar en el país, el ingreso y distribución de esa ayuda será más accidentado, pues se haría muy fragmentada y menos efectiva.
Julio Borges, comisionado para las relaciones exteriores del gobierno encargado de Juan Guaidó, dijo que «el cierre de las oficinas de la UE provocaría la suspensión inmediata de programas de ayuda humanitaria, lo cual afectaría a cientos de ciudadanos venezolanos que hoy sufren las consecuencias del Estado fallido de Maduro».
Todo ello sin tomar en cuenta el impacto político. La UE no solamente ha servido como interlocutor en la crisis venezolana, sino que forma parte del Grupo Internacional de Contacto que agrupa apoyos diplomáticos de distintos países también latinoamericanos para lograr escenarios electorales negociados en Venezuela. En 2020, Maduro insistía en que su interés era mantener puentes abiertos con Europa de cara a cumplir un objetivo de la revolución: «que el mundo escuche la verdad de Venezuela».