Hollywood remata a Weinstein
Kitty Green realiza en «The Assistant» una demoledora bajada a las cloacas de la vida del ex productor
Pronunciar el nombre de Harvey Weinstein es desde hace poco más de cuatro años sinónimo de abusos, de repudio, de espanto y vergüenza. Tras un dilatado proceso judicial y la ineludible entrada en prisión del ex productor estadounidense, aún sobrevuela la enrarecida sensación de que con el simple hecho de mentarlo en voz alta el de Queens podría aparecer por detrás, como los espíritus o los acosadores, que no actúan de frente por miedo a ser descubiertos. Pero lo cierto es que los barrotes de la celda de la prisión de máxima seguridad de Wende, situada en Nueva York, advierten sobre la imposibilidad de que esto suceda. El veredicto de la justicia era contundente y Weinstein fue declarado culpable por los cargos de violación y acto sexual criminal y condenado a 23 años de cárcel. Tan solo uno después de la sentencia, la debutante en el largometraje Kitty Green rodaba «The Assitant» porque «sentía que hacer directamente una película sobre la figura de Harvey Weinstein ahora mismo no tendría mucho sentido porque él ya está en prisión, de modo que en teoría no hay más problemas relacionados con lo que pueda llegar a hacer. Pero sí acerca de lo que hizo».
Más allá de la intimidad
Y es que «la gente no debe pensar que porque esté en la cárcel los problemas se han terminado, para nada. De hecho, él representa la institucionalización de un modo de actuar con las mujeres que se ha llegado a tomar como ejemplo en muchas ocasioproductor
y que trasciende las barreras de lo íntimo o lo excepcional», subraya desde el otro lado de la pantalla la cineasta sobre las bases contextuales utilizadas para la creación de su proyecto, «The
Assistant», que aterriza hoy en la plataforma Filmin. Llama particularmente la atención que haya recurrido a la ocultación intencionada tanto del nombre como de la cara del
a lo largo de la cinta. De esta forma el espectador no conoce completamente la identidad del sujeto en cuestión pero relaciona de forma automática los comportamientos que prenes
senta este jefe despótico, manipulador y sórdido construido por Green con los del verdadero Weinstein: «No quería reparar en su voz o en su aspecto. Son elementos que no me interesaban nada. Lo que yo deseaba mostrar esencialmente era el comportamiento del resto de empleados de una productora de cine, la cotidianidad de sus movimientos y acciones tanto personales como profesionales, todas esas pequeñas cosas que pueden convertir cualquier oficina del mundo en un lugar opresivo.
Por eso esta historia no habla solamente de Harvey Weinstein y su modus operandi, sino de las miles de situaciones incómodas a las que tienen que enfrentarse muchas mujeres a diario», señala.
Tareas domésticas
Sirviéndose de un tono minimalista alejado de las grandes producciones estadounidenses y potenciando una evidente sobriedad escénica, Kitty Green sigue con la cámara a la joven asistente llamada Jane durante una jornada completa laboral. De manera que desde el despunte de las primeras luces del día hasta los últimos parpadeos nocturnos de las farolas neoyorquinas, una recién graduada universitaria –interpretada por Julia Garner– trabaja incansablemente en tareas que muchas veces incurren en lo meramente doméstico. «Es preocupante observar la infinidad de obstáculos con los que se enfrentan las mujeres jóvenes a la hora de escalar profesionalmente. Quería mostrar esa asignación sexista de tareas que a veces nos adjudican automáticamente, como le ocurre por ejemplo a Jane. Nos siguen relegando a operaciones más caseras», indica.
Además, añade, «Jane lleva a cabo tareas que no le corresponden, como limpiar la mesa, ocuparse de la reposición de los medicamentos que utiliza su jefe para ser activo sexualmente, hacerse cargo de los hijos de las visitas…y esto es algo que está a la orden del día en muchas productoras de cine». En «The Assistant», la dimensión de las degradaciones cotidianas hacia las mujeres, más allá de Weinstein, deja de percibirse como algo local y se convierte en una triste realidad global.