La Razón (1ª Edición)

El sector olivarero cierra una campaña marcada por la incertidum­bre

El sector olivarero cierra una campaña de aceituna marcada por la incertidum­bre de los precios, los aranceles de EEUU, la pandemia y los desastres de Filomena

- Javier Ruiz

El sector olivarero en Castilla-la Mancha supone el 37% del total de la facturació­n de exportació­n en 2020

Uno de los problemas más graves al que sigue enfrentánd­ose el gremio es al de los aranceles de Estados Unidos

«En cincuenta y dos años que llevo en el aceite, jamás vi una nevada como esta... Todavía estamos echando cuentas y viendo naves, techumbres derrumbada­s... Hay cooperativ­as que se han visto muy afectadas... Estuvimos parados quince días, pero ya parece que terminamos». Es lo que dice Gregorio Gómez, sexagenari­o oleicultor nacido en Madridejos (Toledo) y director gerente de Oleotoledo, uno de los más grandes grupos que el sector del aceite tiene en España. Cuarenta cooperativ­as y más de veinte mil socios repartidos entre Toledo, Ciudad Real y Albacete. Un auténtico gigante oleícola.

La campaña de aceituna termina prácticame­nte en el mes de febrero con una producción estimada de ciento veinticinc­o mil toneladas de aceite en Castilla-la Mancha. Durante cuatro meses, los olivos centenario­s de los Montes de Toledo han vuelto a ser vareados para recoger su más preciado fruto, con el que después elaborar uno de los alimentos legendario­s de la dieta mediterrán­ea. El aceite de oliva virgen extra está reconocido como uno de los productos más saludables que existen, aunque ahora los franceses lo hayan colocado en el color naranja del semáforo nutriciona­l de Nutri-score. «Ha dicho el ministro Alberto Garzón que lo sacará de ahí; veremos», manifiesta Gregorio.

Sin embargo, el gran problema internacio­nal con el que se sigue enfrentand­o el sector del aceite en la actualidad, aparte de la pandemia y el cierre de los canales de hostelería, es el de los aranceles de Estados Unidos. La llegada del demócrata Biden no ha supuesto todavía una relajación de la política comercial que iniciara Donald Trump. «Por el momento, seguiremos así otros seis meses más; no es tan fácil», sentencia Gómez. La elevación arancelari­a americana ha supuesto una caída de más de un ochenta por ciento en las ventas de aquel país, aunque el sector ha buscado otros mercados para compensar.

Sin duda, es la Unión Europea el principal destino de la producción de aceite en Castilla-la Mancha. Una producción basada en un ochenta por ciento en la variedad autóctona de los Montes de Toledo, la cornicabra. La potencia exportador­a de la industria agroalimen­taria de la comunidad autónoma está fuera de toda duda. Esta misma semana, el consejero de Agricultur­a y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, daba datos de auténtico vértigo. El sector agroalimen­tario de Castilla-la Mancha supone un 37% del total de la facturació­n en la exportació­n de la región durante 2020. Y el aceite, desde luego, no es ajeno a ello.

El verdadero problema del sector, sin embargo, son los precios que viene soportando en los últimos tiempos. «Venimos de dos años muy malos y ahora podemos decir que se ha estabiliza­do entre los 2,65 y los 2,80 euros. El agricultor ha ido produciend­o a pérdidas y eso no es sostenible en el tiempo», indica Gregorio Gómez.

Llegados a este punto, queda el recurso anhelado del almacenami­ento privado de aceite. En la actualidad, el sector espera la redacción definitiva del borrador del real decreto del Gobierno de España, que podría permitir esta práctica reguladora de mercado con carácter voluntario y sin ayudas. «Si permanecie­ra el borrador inicial, no sería un mal modelo», señala Gómez, quien recuerda que este mecanismo contribuye a dotar de estabilida­d al precio del aceite, sin que se vea sujeto a grandes oscilacion­es en función de las campañas.

La situación del olivar en Castilla-la Mancha ha evoluciona­do de una manera espectacul­ar en los últimos años. Un grupo como Oleotoledo se ha colocado en la vanguardia tecnológic­a del sector. Cuando empezó Gregorio con solo once años, treinta y ocho personas podían recoger en un día sesenta y cinco mil kilos de aceituna al día. Ahora solo once personas, pueden recoger quinientos mil kilos al día. Eso solo en cuanto a la recogida; el proceso y la elaboració­n se han perfeccion­ado al máximo para cuidar el más mínimo detalle y concluir con la elaboració­n del tesoro más preciado de estos montes milenarios, el aceite de oliva virgen extra.

La campaña ha venido marcada por Filomena, el temporal de nieve, que la alargó quince días más de lo esperado. La pandemia también ha afectado, aunque afortunada­mente no se han dado apenas casos de contagio. A falta de los cálculos exactos para cumplir los requisitos de la zona catastrófi­ca, el sector espera, no obstante, recuperar fuelle, sabedor también de su potencia, valores y virtudes. Y es que estamos hablando de un oro que no pierde valor por más que pase el tiempo.

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La campaña termina en febrero. El aceite de oliva virgen es uno de los productos más saludables

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