La Razón (1ª Edición)

2012 TC4, el asteroide «empujado» por la luz solar

Aunque no lo notemos, la luz ejerce un empuje sobre todo lo que nos rodea

- Jordi Pereyra

2012 TC4 es un asteroide de 10 metros de diámetro que se descubrió el 4 de octubre de 2012 y que pasó por su punto más cercano a la Tierra ocho días después, a sólo 59 000 kilómetros de la superficie terrestre. 2012 TC4 volvió a visitarnos en 2017, pero, cuando los astrónomos apuntaron sus instrument­os hacia él, notaron que su movimiento había cambiado. Aunque distinguir la geometría de un objeto de 10 metros de diámetro a una distancia de 60.000 kilómetros es complicado, la forma y el tamaño del asteroide se pudieron deducir en 2012 a partir de los cambios de brillo constantes que experiment­aba. Las variacione­s en la cantidad de luz del Sol que reflejaba su superficie indicaban que el objeto debía tener una forma irregular y que la longitud de su eje más largo tenía que ser unas 2,3 veces mayor que el más corto.

Rotación acelerada

Los cambios de brillo también eran una señal de que el asteroide estaba rotando. Lo curioso es que no se trataba de una rotación alrededor de un único eje. En su lugar, 2012 TC4 parecía que estar rotando de manera caótica alrededor de diferentes ejes y con un periodo de varios minutos.

El asteroide volvió a pasar cerca de la Tierra en 2017, aproximánd­ose hasta 50.000 kilómetros de la superficie. Pero, cuando se dirigieron hacia él los telescopio­s, se notó que su rotación había cambiado. ¿Qué le había ocurrido a 2012 TC4 durante su viaje de cinco años?la primera idea que viene a la cabeza para explicar este cambio es que 2012 TC4 hubiera sufrido el impacto de algún otro trozo de roca espacial.

Sin embargo, se debe tener en cuenta un detalle muy importante a la hora de evaluar esta posibilida­d: que el espacio es inmenso. Un nuevo estudio ha usado como referencia el ritmo al que sufre impactos Bennu (un asteroide asteroide de 500 kilómetros de diámetro con una órbita similar) para calcular la probabilid­ad de que 2012 TC4 sufriera alguna colisión que alterase su rotación entre 2012 y 2017. Se estima que Bennu recibe el impacto de unas 60 partículas rocosas de 5 miligramos cada año, así que un objeto del tamaño de 2012 TC4 sólo debería sufrir un impacto de estas caracterís­ticas cada 41 años, una frecuencia que no explicaría los cambios observados.

Las variacione­s de la rotación también encajarían con la colisión de un único objeto de unos 5 centímetro­s de diámetro, pero la probabilid­ad un evento así en cinco años es de sólo 6 entre 10 millones.

Por tanto, tanto, parece poco probable que un impacto sea el responsabl­e de los cambios de 2012 TC4. Sin embargo, sí que concuerdan con la influencia del llamado efecto YORP. El efecto Yarkovsky–o’keefe–radzievski­i–paddack (o YORP) describe cómo el empuje de la luz afecta al movimiento de los cuerpos celestes.

La fuerza de la luz

Sí, por extraño suene, la luz empuja las cosas sobre las que incide. Se trata de un efecto minúsculo, pero lo bastante significat­ivo como para que su influencia se manifieste a largo plazo. En este efecto se fundamenta­n las llamadas velas solares, unos vehículos espaciales propulsado­s por la luz de las estrellas. De hecho, el satélite japonés IKAROS midió en 2010 una fuerza de 1,12 milinewton sobre su vela de 196 metros cuadrados. En el caso de los asteroides como 2012 TC4, su forma irregular provoca que cada punto de su superficie transmita el empuje de la luz en un ángulo distinto respecto a su centro de masas. Además, como la luz tampoco calienta su superficie de manera uniforme, los puntos calientes emiten radiación infrarroja bastante más energética. Esta luz «expulsada» de la superficie del asteroide lo propulsa en dirección contraria, un poco como si fuera el chorro de gas escupido por un cohete (aunque con una magnitud muchísimo menor).

Los autores del estudio han calculado que el empuje continuo y desigual de la luz solar sobre cada punto de la superficie del 2012 TC4 durante cinco años explicaría los cambios en su rotación entre sus dos visitas. Lo fascinante de este descubrimi­ento es que estos fenómenos que son tan poco intuitivos a primera vista se pueden verificar de manera empírica gracias a la tecnología actual observando un simple trozo de roca que da vueltas «dando tumbos» alrededor del Sol.

 ??  ?? En la imagen, remarcado por un círculo, el asteroide 2012 TC4
En la imagen, remarcado por un círculo, el asteroide 2012 TC4

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain