La Razón (1ª Edición)

Ayuso impone su campaña: sin atacar a Vox y «pocos danzando»

Solo potenciará el cara a cara con el presidente del Gobierno

- Carmen Morodo- Madrid

El equipo de campaña de Isabel Díaz Ayuso quiere funcionar con la máxima autonomía en el diseño de la estrategia electoral para los comicios del 4 de mayo. Se sienten seguros y con un «total» control de la situación.

Los «trackings» siguen al alza, una vez descontado el «efecto Iglesias», y en ese equipo explican que la candidata «necesita» que «no haya injerencia­s inconvenie­ntes» ni discursos que rompan con su eje. La alusión a las «injerencia­s» apunta a algún nombre de la dirección nacional del partido, y a otras voces también de primer nivel, pero que no están «en la misma onda electoral que necesita en estos momentos la presidenta». «Lo cual no quiere decir que no vaya a haber colaboraci­ón. Aquí se cuenta con todo el mundo», apostillan.

Hace dos años, en sus primeras elecciones como candidata, Ayuso no era nadie dentro del partido. Hoy, sin embargo, su proyección nacional ha llevado a que en su formación la miren con recelo porque saben que es un valor al alza.

En su campaña del 4-M, la candidata no quiere salidas de tono contra Vox, por eso ha pedido que no se hable del partido de Santiago Abascal. Y esto es una rectificac­ión a la estrategia que siguió en las generales la dirección nacional.

Ayuso hará una campaña presidenci­alista, en clave nacional, jugando en el terreno de Pedro Sánchez para presentars­e como el muro de contención de la coalición que gobierna en el Palacio de la Moncloa. Dicen que tiene capacidad de absorber voto no sólo de centro, sino también voto de izquierdas, que en estas elecciones «elegirá la papeleta pensando más en el bolsillo que en cuestiones ideológica­s».

El alcance de lo que se reparte en las elecciones del 4 de mayo obliga a Pablo Casado a no quedarse al margen. El líder popular tiene que hacer su propia campaña y buscar un espacio que en la noche electoral le permita compartir el éxito de su candidata: sólo juegan a ganar. Ni en Génova ni en Sol barajan el fracaso ni perder el Gobierno autonómico.

La estrategia de Isabel Díaz Ayuso deja en evidencia la ruptura de Casado con Vox, hasta el punto de que la candidata no tendría problema en gobernar con el partido de Santiago Abascal si, llegado el momento, ésta fuera una condición de la negociació­n. Pero en su equipo confían en que su apuesta por evitar la confrontac­ión con ellos, y en cierto punto hasta ignorarles, sirva para diluir la marca verde y conseguir una diferencia en escaños lo suficiente­mente holgada como para que Ayuso esté en condicione­s de marcar límites a las condicione­s a su investidur­a.

Oficialmen­te el equipo de Ayuso asegura que cuenta con todo el partido, pero en su obsesión por controlar los mensajes y evitar «salidas de tono» entra también la necesidad de controlar, a su vez, los mensajes que llegan de otros ámbitos de la organizaci­ón política. La pandemia limita ya de por sí los actos y la participac­ión de otros barones, pero, en cualquier caso, Ayuso «se vale por sí sola» para hacer frente al cuerpo a cuerpo con el presidente del Gobierno y sus ministros. Y los barones «moderados» del PP no son vistos como una ayuda que sume en una campaña absolutame­nte polarizada y en la que

Casado da un toque de atención a su partido para que no caiga en depresión: «No podemos morir cada atardecer»

estallará en su máxima potencia el conflicto Sánchez-ayuso, que la presidenta madrileña ha ido cultivando durante toda la gestión de la pandemia.

Casado se hará con una intensa agenda en campaña, pero la ayuda de las estructura­s territoria­les será mínima. «El protagonis­mo absoluto debe ser siempre del candidato. Cuanta menos gente esté danzando en una campaña,

menos posibilida­des de estropearl­a», sentencian.

Casado presidió ayer la Junta Directiva Nacional del PP, en una foto en la que a uno de sus lados posó Teodoro García Egea, mensaje para los que cuestionan su gestión dentro del partido, junto con la reivindica­ción de su «éxito» en la moción de censura en Murcia; y, al otro lado, la presidenta madrileña.

El líder aprovechó para dejar un mensaje cargado de intenciona­lidad en clave interna. En la reunión del máximo órgano entre congresos, instruyó a los suyos para que no se dejen llevar por el clima del momento, por las críticas o los ataques en redes sociales a su liderazgo o a su equipo. Como si la realidad mediática tuviera vida propia, al margen de lo que trasciende desde dentro de su propia organizaci­ón política, Casado defendió que necesita tiempo y afeó al PP que se deprima con cada golpe de «tuit». «No podemos morir cada atardecer».

El partido entró en shock tras el batacazo de las elecciones catalanas, y aunque Casado reivindicó ayer como un refuerzo de sus gobiernos autonómico­s lo acontecido estas semanas con las mociones de censura, la realidad es que dentro del PP son consciente­s de que la crisis de Ciudadanos, y las mociones, dejan más débil al Gobierno de Murcia y sin la mayoría absoluta al de Castilla y León. «Sánchez ha salido derrotado y el PP más fuerte. Como dicen en mi tierra, fueron a por lana y salieron trasquilad­os», argumentó ante la Junta Directiva.

En relación a Madrid, el líder popular defendió que las elecciones autonómica­s serán el primer gran episodio de la reunificac­ión del centro derecha, y que el partido debe trabajar para consolidar­se como la única casa común del centro derecha.

«Con quien hay que fusionar el Partido Popular es con la sociedad española. Somo el punto de encuentro de todos los que buscan una alternativ­a al sanchismo. La única casa común del centro derecha europeísta y constituci­onalista».

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MUDARRA Casado presidió ayer la reunión de la Junta Directiva del Partido Popular

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