EN EL CONCIERTO DEL PALAU SANT JORDI SE CONTAGIARON MENOS PERSONAS QUE EN LA CALLE
«Solo seis personas se contagiaron durante los 14 días siguientes, y todas leves»
ElEl pasado 27 de marzo, 5.000 personas se sometieron a un test de antígenos por la mañana. Esa misma noche, iban a asistir a un concierto en el Palau Sant Jordi en el que no era imprescindible guardar una distancia de seguridad, aunque sí mantener la mascarilla, como se aprecia en la imagen de arriba. Los asistentes cedieron el acceso de sus datos sanitarios a los organizadores del concierto, la asociación Festivales por la Cultura Segura y a los equipos médicos del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, que se iban a encargar del seguimiento de la salud de los asistentes con el objetivo de comprobar si ese era un modo seguro de recuperar la música en directo. Ayer, los organizadores del estudio revelaron sus conclusiones: solo seis de los asistentes al concierto de Love Of Lesbian contrajeron el virus en los siguientes 14 días, el tiempo que tarda el cuerpo humano en incubarlo y, obviamente, tampoco puede demostrarse que lo contrajeran aquella tarde en el Sant Jordi. De los infectados, ninguno desarrolló más que síntomas leves o permaneció en estado asintomático y, por tanto, no requirieron de hospitalización. Según los autores del experimento, tampoco han contagiado a ninguna persona de su entorno en estos días. En el ensayo estaba implicado el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, que ha estudiado los datos finales. Las conclusiones apuntan a que el efecto del concierto habría supuesto una incidencia acumulada a 14 días de 130,7 casos/100.000 habitantes (en el caso de que, repetimos, los seis contagios mencionados se hubieran producido en el Sant Jordi), mientras que la incidencia acumulada de la población de la ciudad de Barcelona en el mismo grupo de edad y fechas fue de 259,5 casos por cada 100.000 habitantes.
Es decir, que, según los autores del estudio, el concierto no tuvo ninguna incidencia estadística en la transmisión de la pandemia.
El experimento basa su efectividad en el control previo por medio del test de antígenos, que determina quién tiene potencial contagiador del virus. Al tiempo, las 5.000 personas del interior del pabellón estaban repartidas en tres áreas con sus zonas propias de restauración y aseos para minimizar los riesgos en caso de que algo saliera mal. El factor decisivo, según sus promotores, es el del control del aforo. Una vez comprobado que los asistentes no tienen capacidad contagiadora, en el interior del pabellón se crea una burbuja segura para los asistentes. ¿Será esta la clave para volver a los conciertos?