CONTRA LA SOLEDAD
YaYa sabemos que la soledad no deseada es una epidemia creciente que trae mucho dolor, enfermedades y muertes prematuras. Sabemos que azota más en las grandes ciudades, por motivos evidentes. Sabemos también que afecta especialmente a mujeres mayores, a jóvenes hiperconectados a personas con discapacidades, a cuidadoras de mediana edad, a migrantes, a parados… En fin, a muchos de los que, por diferentes motivos, están fuera del sistema establecido. Yo no se si ustedes han sentido la soledad no deseada. Yo, lamentablemente sí, y desde muy pequeña. Es más, creo que las criaturitas que se han sentido solas, difícilmente consiguen quitarse esa lacra en toda su vida.
Es difícil describir lo que es. Un dramaturgo, Juan Mairena, lo explica con una frase genial: «La soledad es quedar contigo mismo y no acudir a la cita». Qué gran verdad, porque los que consiguen acudir y estar a gusto consigo mismos, tienen medio camino andado hacia la dicha.
El otro tipo de soledad, el que viene de circunstancias más generales, como viudez, senectud, inmigración, aislamiento… hay que tratarlo también sin demora. Hay que unir el esfuerzo de asociaciones privadas, que ya están haciendo un trabajo esplendido de acompañamiento en los barrios, con el de las instituciones. Y lo primero es preguntarse, pero ¿qué necesitan los solos? Parece fácil la respuesta: compañía. Pero, no es tan sencillo. Lo que necesitan es buena compañía. Es tener la opción de elegir esa compañía. Es formar parte de grupos donde puedan divertirse con sus compañías.
El ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un programa titulado «Experimenta Compañía» en el que a través de cuatro asociaciones dedicadas a diferentes artes musicales, escénicas y audiovisuales, las personas podrán formarse e incluso integrarse en sus trabajos artísticos. Gran proyecto en los que los desolados no matarán el tiempo, sino que lo aprovecharan para crear. Para ser parte de un todo, para dar lo mejor de sí mismos. Para saber qué hacer o a quién acudir cuando aprieta la angustia. Para no faltar nunca a la cita con uno mismo.