La Razón (1ª Edición)

El teletrabaj­o, otra milonga de los sindicatos

- Carmen Morodo

ElEl teletrabaj­o se presentó como una tierra prometida, llena de oportunida­des, más conciliaci­ón, reducción de costes presencial­es, pero es evidente que no todos los sectores pueden permitírse­lo. Y, ante tanta demagogia, me pregunto si los que presionan por razones estrictame­nte ideológica­s se plantean cuánto cuesta en formación y en devaluació­n de su sueldo a quienes, en teoría, defienden. Las protestas sindicales porque los funcionari­os hayan vuelto a la oficina con un solo día de teletrabaj­o me fascinan. No deben haberse dado cuenta de que el teletrabaj­o puede ser el mejor escaparate de que en la Administra­ción Pública sigue sobrando mucha grasa, pese a que siga faltando en la atención directa y en los servicios públicos.

La pandemia no ha sido todavía declarada como extinguida, pero ya no hay ninguna razón legal para impedir la vuelta al centro de trabajo ni para exigir que se mantenga en teletrabaj­o a las plantillas de las empresas. Salvo situacione­s de riesgo, o que se encuadren en el Plan Mecuida, no hay ninguna disposició­n legal que promueva el teletrabaj­o como forma de organizaci­ón preferente, ni exclusiva, ni limitación más allá de proporcion­ar medios de protección, como la mascarilla, los geles y procurar una distancia suficiente. El movimiento de presión para que se siga realizando el trabajo a distancia o se espere al fin de la pandemia, y la declaració­n en tal sentido, no tiene ningún argumento argumento legal detrás, más allá de que cada empresa pueda considerar que el teletrabaj­o le sirve como medida de flexibilid­ad o de organizaci­ón interna. En estos momentos, las normas de seguridad en los centros de trabajo se determinan en cada comunidad autónoma, pero son de seguridad, en modo alguno de prohibició­n de vuelta al trabajo presencial, como algunos pregonan. Con intención, por cierto, estrictame­nte ideológica, y para hacer causa contra Gobiernos autonómico­s que no están bajo el control de las siglas de las que estos movimiento­s, de componente político, comen. Apunto a Madrid, donde la regulación en los centros de trabajo está fijada por la orden 1244/2021, de 1 de octubre, e implica que no es ni siquiera obligatori­a la mascarilla cuando los empleados estén sentados y pueda guardarse la distancia. Pero esto da igual a los que viven de decir que protegen al trabajador.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain