Cardenal al volante

KonradKonrad Krajewski es un eclesiástico re-lativamente re-lativamente joven (nació en Polonia en noviembre de 1963), goza de buena salud y es muy diná-mico. diná-mico. Después de ser ordena-do ordena-do sacerdote se especializó en Liturgia y entró a formar parte de la Oficina para las Ceremo-nias Ceremo-nias Litúrgicas del Sumo Pon-tífice. Pon-tífice. Su vida cambió cuando Francisco, pocos meses des-pués des-pués de su elección, le puso al frente de la Limosnería de Su Santidad, antiquísima institu-ción institu-ción eclesial que ahora ha pa-sado pa-sado a llamarse Dicasterio para la Caridad del Papa. Si-guió Si-guió al pie de la letra la consig-na consig-na papal: « No te encierres en tu despacho, sal al encuentro de los más pobres».

Lo hizo tan bien que cinco años después fue nombrado cardenal, pero el nombra-miento nombra-miento no se le subió a la ca-beza ca-beza y te lo podías encontrar en el supermercado vaticano haciendo la compra y la cola como un cliente más. Al esta-llar esta-llar la guerra en Ucrania Ber-goglio Ber-goglio le pidió que estuviera cerca de las víctimas y Kra-jweski Kra-jweski ha hecho desde enton-ces enton-ces tres viajes al martirizado país. El último tenía como ob-jetivo ob-jetivo entregar a un hospital ubicado en Kiev una ambu-lancia ambu-lancia blindada. Y el Cardenal no se lo pensó dos veces: se puso al volante del vehículo y recorrió en dos días y medio los dos mil seiscientos kilóme-tros kilóme-tros que separan Roma de Kiev. «Cuando te venga el sue-ño sue-ño –le advirtió el Papa– párate y duerme». Misión cumplida.

El jueves ya estaba en la ca-pital ca-pital ucraniana y allí perma-neció perma-neció todo el Triduo Sacro vi-sitando vi-sitando y rezando ante una fosa común donde habían sido sepultadas decenas de víctimas inocentes. « La pre-sencia pre-sencia –ha dicho– es el primer nombre del amor. El Papa me ha mandado aquí no para via-jar via-jar o hacer fotos sino para estar con ellos y rezar.