La Razón (1ª Edición)

Una actitud muy poco responsabl­e del premier

- José A. de Yturriaga

ElEl Gobierno español y el británico llegaron el 31 de diciembre de 2020 a un entendimie­nto sobre las direc-trices direc-trices que deberían guiar el Acuerdo entre la UE y Gran Bretaña sobre Gibraltar, que era muy nefasto para los intereses de España. Según Felipe Sahagún, el Gobierno español ha regalado a los gibraltare­ños un status privi-legiado privi-legiado que no había logrado en los 47 años en que Gran Bretaña formó parte de la Unión. Aunque España consiguió que la UE le conce-diera conce-diera la última palabra en las relaciones con Gibraltar, el Gobierno español está jugando mal esta magnífica baza.

Gibraltar se ha convertido en una isla rodeada rodeada de países terceros y con una verja que separa separa al Peñón de España, constituid­a en frontera frontera exterior de la Unión. Sin la cobertura del Reino Unido, Gibraltar ha quedado en un estado estado de gran vulnerabil­idad. El Gobierno español, español, en vez de aprovechar una coyuntura favorable para presionar a un municipio español español de 30.000 habitantes, que se resiste a reintegras­e reintegras­e en la nación a la que geográfica, histórica histórica y políticame­nte pertenece, ha acudido raudo a salvaguard­ar los intereses del pueblo gibraltare­ño y a concederle «gratis et amore» un status privilegia­do dentro del «espacio Schengen», que no le correspond­e, El Gobierno Gobierno español aceptó además delegar en los agentes agentes de Frontex la realizació­n de los controles en territorio gibraltare­ño.

La entonces ministra Arancha González Laya calificó peyorativa­mente de «rutina reivindica­tiva» reivindica­tiva» la ingente labor de la diplomacia española que consiguió que la ONU condenara condenara a Gran Bretaña por el mantenimie­nto de un sistema colonial contrario a los principios de la Carta, la instara a negociar con España la descoloniz­ación de Gibraltar y a poner fin a su dominio colonial antes del 1º de octubre de 1969, y afirmara que cualquier tentativa destinada destinada a destruir total o parcialmen­te la unidad nacional y la integridad territoria­l de un país sería contraria a tales principios. España no ha

ganado protagonis­mo en Gibraltar, sino que sigue a remolque de los intereses de los gibraltare­ños. gibraltare­ños. El Gobierno español no ha querido aprovechar la coyuntura de la debilidad de la posición internacio­nal de Gran Bretaña tras el Brexit y ha dilapidado la oportunida­d de potenciar potenciar su reivindica­ción de soberanía sobre el Peñón. La Comisión Europea adoptó el 20 de julio de 2021 un mandato para la delegación negociador­a, que era mucho más favorable a España que el documento hispano-británico, ya que preveía que los controles y las actividade­s actividade­s de vigilancia de las fronteras exteriores de la UE serían realizados por España en el puerto puerto y el aeropuerto de Gibraltar. Gran Bretaña reaccionó con vehemencia en contra del mandato, mandato, y el Secretario del Foreign Office, Dominic Dominic Raab, afirmó que entraba en conflicto con el acuerdo-hispano-británico alcanzado con España, socavaba la soberanía británica sobre Gibraltar, y no podía servir de base para la negociació­n. negociació­n. La principal objeción era que la propuesta no recogía el compromiso de que los agentes de Frontex realizaran los controles fronterizo­s. Éstos podrían ayudar, pero España era la responsabl­e y la garante de la aplicación del régimen de Schengen en Gibraltar. Frontex carecía de legitimida­d y de capacidad jurídica para asumir la aplicación del citado régimen.

Albares ha afirmado, que iba a cumplir todo lo acordado. Espero que recapacite y rectifique, rectifique, pues el acuerdo hispano-británico –amén de un disparate jurídico– es un error político considerab­le, y que el Gobierno español está dilapidand­o una magnífica oportunida­d para conseguir su objetivo histórico de reintegrar Gibraltar a la soberanía de España. La UE le ha hecho el gran favor de defender frente al Reino Unido el criterio de que España era la única responsabl­e del cumplimien­to cumplimien­to de Schengen en Gibraltar, y le ha permitido permitido corregir su mal paso diplomátic­o. La primera sesión de las negociacio­nes negociacio­nes fue de carácter técnico y el ambiente negociador negociador no fue nada propicio por la actitud irresponsa­ble de Johnson con respecto a Irlanda Irlanda del Norte, ya que ha violado normas elementale­s elementale­s del Derecho al renegar del compromiso compromiso asumido por Gran Bretaña y pretendido modificar un tratado internacio­nal mediante una ley interna. Las negociacio­nes están estancadas estancadas hasta que se resuelva el sainete de la sustitució­n de Johnson como primer ministro. Si la UE se mantiene firme, puede que sean Johnson y Picardo los que al final tengan que pedir árnica.

El acuerdo hispanobri­tánico hispanobri­tánico es un error político considerab­le

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