El mano a mano entre Isabel la Católica y Cristóbal Colón
► El empeño de la reina fue clave para que se llevase a cabo el descubrimiento de 1492
HaceHace ahora 536 años que Cristóbal Co-lón Co-lón celebró su pri-mera pri-mera entrevista con los Reyes Católicos en Alcalá de Henares en plena re-conquista re-conquista de Granada. Corría el 20 de enero de 1486. El navegante habló entonces a los monarcas del Gran Khan de la India, que había pedido numerosas veces a Roma misioneros sin conseguirlo, ase-gurándoles ase-gurándoles que el viaje por Occi-dente Occi-dente sería fácil. La idea quedó grabada ya en el alma de Isabel. Encargó ella, de hecho, el estudio del proyecto a una comisión de cosmógrafos, letrados y marineros con la participación del propio Colón. Tras varias reuniones cele-bradas cele-bradas entre 1486 y 1487 se llegó a la conclusión de que la empresa era imposible. Enzarzados en la vorágine de la guerra de Granada, los reyes dieron una respuesta di-latoria di-latoria a Colón, pero en modo al-guno al-guno le abandonaron, otorgándo-le otorgándo-le subsidios hasta 1488.
Entre tanto, Colón se moría de impaciencia: trató en vano de que el rey de Portugal respaldase su aventura. De regreso en Castilla, pidió ayuda al duque de Medina-celi, Medina-celi, dispuesto a financiar la empre-sa, empre-sa, pero Isabel intervino para dejar muy claro que el proyecto era solo para monarcas. Colón viajó enton-ces enton-ces a La Rábida para ponerse en manos de fray Juan Pérez, hombre de confianza de la reina. Las con-versaciones con-versaciones entre ellos fueron de-cisivas de-cisivas para el éxito futuro del pro-yecto. pro-yecto. Poco después de la rendición de Granada, a la que asistió Colón el 2 de enero de 1492, Isabel convo-có convo-có una magna Asamblea de letra-dos, letra-dos, prelados, consejeros y nobles para estudiar las pretensiones exorbitantes del marino, cuyo re-sultado re-sultado fue la orden de despedirle.
Enterada de su marcha de Castilla, la reina reclamó de nuevo su presencia presencia en la Corte, y el 17 de abril se formalizaron las capitulaciones de Santa Fe, concediéndole lo que pedía. pedía. Isabel asumió ella sola tan grave grave responsabilidad.
Hoy puede afirmarse que, sin el respaldo suyo, el descubrimiento y la evangelización de América hubiesen hubiesen sido un mero espejismo. La soberana llegó a ofrecer sus propias joyas como garantía de un préstamo préstamo para financiar la empresa. No era la primera vez que ella empeñaba empeñaba sus alhajas en beneficio del reino: su collar de balajes y la «corona «corona rica» habían sido ya aportadas como aval crediticio.
Isabel escribió así a Luis de Santángel, Santángel, contador del rey Fernando y tesorero de la Santa Hermandad, ofreciéndole en garantía sus bienes personales. El propio Bartolomé de las Casas, en su «Historia de las Indias», Indias», da fe de este ofrecimiento. Luis de Santángel otorgó a la reina un préstamo procedente de los fondos de la Santa Hermandad que él administraba, sin garantía alguna alguna de joyas. No en vano, el lienzo del pintor Moreno Carbonero, que representa a la reina ofreciendo a Santángel un cofre con joyas, es en realidad una idealización de las alhajas que la soberana puso a disposición disposición del descubrimiento pero que no llegó a entregar.
Intereses de conquistador
Pese a que Colón no fuese ajeno a los intereses comerciales y de conquistador, conquistador, en algunos documentos documentos sale a relucir su preocupación por la evangelización, como en este de su desconocido « Diario de a bordo»: «Y digo que Vuestras Altezas Altezas no deben consentir que aquí trate ni faga pie ningún extranjero, salvo católicos cristianos, puesto fue el fin y el comienzo del propósito, propósito, que fuese por acrecentamiento acrecentamiento y gloria de la religión cristiana; ni venir a estas partes ninguno que no sea buen cristiano».
La reina, en un documento rubricado rubricado por ambos monarcas en Santa Fe el mismo día de las capitulaciones, capitulaciones, afirma que «la expansión expansión de la fe católica» es la finalidad finalidad del viaje de Colón, lo cual repetirá en su testamento.
Las tres carabelas (« La Niña», «La Pinta» y «La Santa María»), que habían zarpado del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, arribaron el 12 de octubre frente a la costa de las Antillas. Se había descubierto el Nuevo Mundo. La reina estaba exultante, como acredita el dominico dominico Bartolomé de las Casas. A esas alturas, el 12 de octubre de 1492, Colón ya había descubierto la isla de Guanahani, bautizada como San Salvador. El día 15 hizo lo mismo mismo con la Concepción o la Fernandina. Fernandina. El día 19 con la Isabela, y el 30 con una de las dos Antillas mayores, mayores, Cuba, a la que puso de nombre la Juana, en honor del príncipe heredero heredero Juan. Finalmente, el 26 de noviembre, hizo lo propio con La Española o Haití, que hoy comprende comprende los dos Estados: Haití y República República Dominicana.