La Razón (1ª Edición)

Día 18. Español, lengua vehicular

- José María Marco

MuchosMuch­os habremos tenido la misma experienci­a. Cuando le decimos a algún conocido de fuera que en Cataluña no se puede cursar la educación en español y que el español es tratado como una lengua extranjera nos miran como si estu-viéramos estu-viéramos desvariand­o… Después de haber asi-milado asi-milado esto, aún más les costará entender que desde este curso no se podrá utilizar el español como lengua de comunicaci­ón en los centros escolares catalanes. Las directrice­s, expuestas en un documento del Departamen­to de Edu-cación Edu-cación de la Generalida­d del mes de julio para su aplicación en el curso 22/23, son inequívo-cas: inequívo-cas: en catalán «se realizan las actividade­s de los centros, tanto orales como escritas (…); las exposicion­es de los profesores; las actividade­s de aprendizaj­e y de evaluación; la interacció­n entre docentes y con los alumnos y las activida-des activida-des de formación del profesorad­o». Si esto no se parece a una prohibició­n, como ha escrito Iván Teruel, habrá que volver a definir el término.

En realidad, la expulsión del español de los centros de enseñanza es consecuenc­ia lógica de la imposibili­dad de cursar la enseñanza en español. Y sin esta, que hace del catalán la úni-ca úni-ca lengua vehicular de la enseñanza en Cata-luña, Cata-luña, la segunda no tiene sentido alguno. Las dos, y en particular la primera, nacen de la misma misma idea: considerar la lengua catalana como lengua propia de Cataluña con exclusión del español. La doctrina ha sido rechazada en diversas diversas ocasiones por el Tribunal Constituci­onal. Constituci­onal. No importa. Estamos ante un proyecto político de construcci­ón nacional para el que la ley es un obstáculo que hay que superar o, mejor dicho, derrotar. La única lengua que la Comunidad está en la obligación de impartir es la «propia», que en este caso es la catalana.

La situación a la que se ha llegado en Cataluña Cataluña no es privativa de la región. En Galicia también también se da prioridad, en la enseñanza y en la administra­ción, a la lengua «propia», vertebrado­r vertebrado­r de la unidad de «los gallegos». En el País Vasco el vascuence es también el núcleo duro de la identidad local, y tiene preferenci­a sobre el español: en Guipúzcoa ningún centro escolar ofrece el español como lengua vehicular. En Navarra, donde el español y el vascuence son lenguas propias, el segundo está siendo sistemátic­amente sistemátic­amente favorecido. En Valencia ocurre otro tanto, y la administra­ción local discrimina en favor del valenciano a los futuros funcionari­os funcionari­os y se promociona el valenciano en toda la enseñanza y cada vez más en la Universida­d. En las Islas Baleares, tanto el balear como el español están siendo sustituido­s por el catalán como lenguas vehiculare­s.

Estamos por tanto ante un caso general, en el que en torno a la cuestión de la lengua vehicular vehicular se desarrolla todo un proyecto de construcci­ón construcci­ón de identidade­s nacionales locales y, como es natural, de desmantela­miento de aquello que une a todos los españoles. Si el español no es lengua propia, es porque es extranjera, extranjera, y si es extranjera, su utilizació­n en la enseñanza como lengua vehicular solo puede deberse a un fenómeno colonial de conquista y ocupación. La manifestac­ión del próximo domingo 18 de septiembre en Barcelona convocada convocada por Escuela de Todos en favor del « Español, Español, lengua vehicular» no requiere por tanto más eslogan que este para aclarar su objetivo. Objetivo que afecta a todos los españoles que quieran seguir siéndolo.

Estamos ante todo un proyecto de construcci­ón de identidade­s nacionales locales

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