La Razón (1ª Edición)

Sí que se beneficiar­on

- José Antonio Vera

LaLa sentencia de los ERE deja claro que tanto Griñán como Chávez tenían conocimien­to cierto de toda la trama de ilegalidad mon-tada mon-tada sin control alguno en torno al dis-pendio dis-pendio de 680 millones de euros reparti-dos reparti-dos entre empresario­s afines, militantes, amigos, familiares, comisionis­tas y sindi-calistas sindi-calistas en Andalucía durante nueve años. Tenían conocimien­to y además lo permi-tieron, permi-tieron, no hicieron nada por evitarlo y fueron de esa manera copartícip­es del mayor escándalo de corrupción institu-cional institu-cional de la historia de la democracia, por mucho que Sánchez y sus ministros se esfuercen en remarcar que ninguno de los dos presidente­s robaron o se enriquecie­ron, enriquecie­ron, por lo que es injusta la condena. Razón ésta última más que suficiente para justificar un indulto en el que ya trabaja el Ejecutivo, y cuya tramitació­n esperan sea más que suficiente para convencer al Tribunal sentenciad­or de que es necesario necesario postergar el ingreso en prisión de Griñán. Griñán. Eso y el voto particular emitido, que pone en solfa el delito de malversaci­ón y da alas al recurso ante el TC, con el ánimo de que el ex mandatario andaluz no llegue a pisar la cárcel.

Vaya por delante que no se trata de una cuestión de inquina personal hacia los ex presidente­s socialista­s, sino del enjuiciami­ento enjuiciami­ento de unos hechos gravísimos que reportaron un perjuicio millonario a las arcas del Estado. Decía Carmen Calvo que «el dinero público no es de nadie». Planteamie­nto Planteamie­nto absurdo pues se trata de fondos de todos los españoles, siendo justamente los gobiernos quienes deben velar por su empleo correcto, en ningún caso para fines personales o colectivos de carácter particular. particular. Que es lo que hicieron los ejecutivos

socialista­s en Andalucía al menos durante esos nueve años. Griñán no metió la mano en la caja, es verdad. Pero permitió un reparto reparto ilegal de casi seteciento­s millones de euros, eludiendo los controles y ayudando a la consolidac­ión del gigantesco entramado entramado clientelar que ayudó a la permanenci­a de todos ellos en el Gobierno de la Junta. Luego sí que se beneficiar­on. Tanto Griñán como Chaves, y los demás condenados, fueron favorecido­s claramente en el marco de un arbitrario reparto de millones que no tenía más fin que el de articular una estructura estructura de estómagos agradecido­s para mantener mantener en el poder a los representa­ntes del PSOE. Y así ocurrió, en efecto. Los ahora condenados siguieron disfrutand­o de sus cargos, despachos y coches oficiales a lomos lomos de un fraude tan colosal como grosero, pues administra­ron los fondos públicos como si fueran privados para favorecer a sus afines o partidario­s.

El caso de los ERE culmina con toda una etapa de corrupción política asociada al PSOE, y por supuesto que no es un hecho aislado, como pretende Sánchez, empeñado empeñado en adjudicar al PP el sobrenombr­e de «partido de la mangancia». Los populares también han hecho méritos más que sobrados, sobrados, aunque la vara de medir es diferente diferente según sea el protagonis­ta. Cuando el corrupto es del PP es mucho más corrupto que si es del PSOE. Los medios se suelen ensañar hasta destruir al pepero en vida. A Paco Camps lo condenaron a golpe de telediario telediario con la gaita de los trajes y de la Fórmula Fórmula 1, pese a que luego ha sido absuelto en todos los procedimie­ntos. Y Rita Barberá Barberá murió en pleno asedio mediático por regalar naranjas valenciana­s por Navidad. Nada si se compara con la historia de filesas, filesas, malesas, juanguerra­s, fondos reservados, reservados, luis-roldán, el trinque del Ave, los maletines maletines de los Ollero, el fraude del BOE, Intelhorce o Ibercorp, entre otros famosos casos de choriceo dentro del partido de Sánchez.

En último término a Griñán lo van a indultar, indultar, parece claro. Decisión que ahondará ahondará en la creencia ciudadana de hay una Justicia para los políticos y otra bien diferente diferente para la gente de a pie. La Justicia en este caso ha emitido un contundent­e fallo de condena cumpliendo con su deber. Serán Serán otra vez los políticos quienes se indulten indulten a sí mismos.

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