La Razón (1ª Edición)

En el furgón de cola

- Abel Hernández

EnEn el Eurobaróme­tro de este mes de septiembre los partidos políticos españoles figuran como los peor valorados de Europa según sus propios ciudadanos. Sólo ocho de cada cien personas confía aquí en ellos. Somos los últimos de la cola, precedidos de Grecia. El aprecio popular más alto es para los políticos de Finlandia, Países Bajos, Austria y Alemania, donde funcionan las coalicione­s con naturali-dad, naturali-dad, hay educación política y no acostumbra­n a insultarse unos a otros. La media europea está en el 23 por ciento. También es muy baja en España la valoración del Gobierno y, aún más, la del Parlamento. Las dos institucio­nes van en el último furgón, muy por debajo de la media. Y lo peor es que no es una novedad. El descrédito de la política entre nosotros viene de lejos, después de haber vivido momentos gloriosos con la llegada de la democracia.

Llevamos tiempo sin levantar cabeza. El malestar malestar ciudadano y el desprecio a la política tocan fondo con el Gobierno de izquierdas que preside Pedro Sánchez. Sus constantes diatribas contra la oposición y su líder nacional hacen el clima político irrespirab­le. Las broncas broncas semanales en el Congreso de los Diputados se convierten en un espectácul­o degradante. Tampoco ayuda a serenar los ánimos y recuperar recuperar el buen sentido el hecho de que, con la vuelta de vacaciones, hemos entrado en tiempo tiempo electoral. La demoledora maquinaria de la propaganda se ha puesto en marcha, en los grandes partidos, preparando las elecciones locales y regionales de la primavera, que pueden pueden ser determinan­tes para el cambio de ciclo político. Los sondeos de intención de voto y la elección de candidatos mantienen ocupada ocupada febrilment­e a la clase política, mientras la gente de la calle está pendiente de llegar a fin de mes.

El descrédito general de los partidos, que son los cauces de participac­ión política, está acompañado en España de la falta de prestigio de los medios de comunicaci­ón. La confianza en los medios españoles, según el último Eurobaróme­tro, Eurobaróme­tro, alcanza apenas el 23 por ciento, más o menos como el Gobierno, diez puntos por debajo de la media europea. Vamos también, también, pues, los periodista­s en el furgón de cola. ¡Todos juntos en unión! La Prensa en España corre la misma o parecida suerte, en la opinión opinión general, que la clase política porque se la percibe demasiado uncida a los partidos y demasiado comprometi­da con los intereses de sus dirigentes. Todo esto puede poner en riesgo el sistema democrátic­o –también Franco odiaba los partidos– y estimular pulsiones populistas populistas y totalitari­as, de las que ya hay algunas muestras en la plaza pública.

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