El cordial entre los cordiales, o sea, Feijóo

Diario de un viejo que le grita al televisor

Ha manifestado Feijóo que «cuando estemos en el Gobierno Gobierno vamos a aplicar todas las herramientas del Estado de Derecho para conseguir la cordialidad lingüística en Cataluña». Cataluña». ¡Al fin! Porque hasta ahora los indepes se han pasado pasado el Derecho y sus herramientas herramientas por la entrepierna sin que hasta el momento se hayan hayan registrado sarpullidos graves. graves. No se sabe si el líder gallego gallego sube o baja la escalera del nacionalismo (constitucional, dice), pero tendrá que explicar ahora, porfa, cómo se puede ser cordial con los desconocedores desconocedores de tal virtud que, de paso, detestan el español y lo español. Quizá Alberto leyó en su día aquel bestseller de los años 30 que vendió millones de ejemplares: «Cómo ganar amigos e influir sobre las personas», personas», de Dale Carnegie ,y está aún bajo su benéfico influjo. influjo. El propósito del libro, según su autor, es «ayudar al lector a que descubra, desarrolle desarrolle y aproveche los poderes latentes que no emplea».

Desconozco cómo anda de poderes latentes Supermán Feijóo y si podrá sobrevivir a la cantidad de kriptonita que la Moncloa le va a poner en la empanada de berberechos cada día, pero, de momento, a elegante y afable no le gana nadie. Creo que con retranca gallega, ha confesado en privado privado (lo cuenta Lamet ) que él es un político de otra época, época, todo un caballero, y en Génova algunos piensan que quitarse el sombrero al paso de los adversarios está bien en el Camino de Santiago, pero quizá no en el sendero minado a la Moncloa. Porque además ha añadido: « Mirad a la gente a los ojos y no digáis palabras gruesas. No hay ninguna ninguna necesidad de atacar al Gobierno porque ellos se desacreditan solos».

Se empieza así y se termina recomendando las tres avemarías avemarías antes de acostarse. Digo.