La prosperidad compartida
LaLa Verja fronteriza ins-talada ins-talada en La Línea estaba cerrada a cal y canto. Se inauguraba la década de los ochenta. El embajador del Reino Unido visitaba con cierta frecuencia el Campo de Gibraltar donde el que suscribe fungía a la sazón como delegado del Ministerio de Asuntos Exteriores en dicho Campo. Solíamos almorzar juntos. El cierre de aquella Ver-ja Ver-ja había devastado la economía gibraltareña. Sobrevivía a mer-ced mer-ced de la base militar, algo de contrabando y las subvencio-nes subvencio-nes a las claras y a las menos claras –que de todo había– del fisco británico.
Me dijo que la solución al tema de Gibraltar consistía en montar una «zona de prospe-ridad prospe-ridad compartida» entre la Co-lonia Co-lonia y España. Pensé que se trataba de una gota de humor inglés con que aderezar el gau-deamus gau-deamus de fritura andaluza que saboreábamos. Pero no. Iba en serio en un ejercicio de inverecundia de porte impe-rial. impe-rial. Pensé silente: pero, ¿qué prosperidad va a compartir un Gibraltar tronado? Esto es como si Bélgica propusiera al fallido gobierno del Congo res-tablecer res-tablecer la Colonia so capa del mutuo beneficio. No recuerdo qué le contesté ni hace al caso. Aquella conversación reme-morada reme-morada a estas alturas confir-ma confir-ma que el Reino Unido, como todos los países serios, planifi-can planifi-can y ejecutan su política exte-rior exte-rior a muy largo plazo. Que se atienen a ella, fuere cual fuere su Gobierno, con el tesón de su icónico can: el bulldog que no suelta jamás la presa de su mordida.
En efecto, pasan los años. Llega el Brexit y los ingleses continúan con su matraca de la prosperidad compartida. Al menos ahora tienen prosperi-dad prosperi-dad que compartir pues la uni-lateral uni-lateral generosidad del minis-tro minis-tro Morán y sus cuates, al restablecer las comunicacio-nes comunicacio-nes por tierra con España, han convertido a la Colonia en la tercera « potencia» en el podio mundial de las rentas per cápita. cápita. La pregunta que salta a la palestra es qué piensan hacer los británicos para conseguir esa coprosperidad pues, tras la apertura de la Verja, unos han compartido más prosperidad que otros. Gibraltar cada día más abundante y La Línea, más escaso. Lo mismo ocurrió en el periodo anterior al cierre de la Verja: Gibraltar era el barrio de los ricos y La línea su barrio chino chino y no precisamente por la profusión de restaurantes ni de comercios de tal etnia.
Otro interrogante surge cuando cuando se considera cómo puede España ser más prospera a merced merced de Gibraltar. ¿En qué sentido sentido lo serían por ejemplo Las Palmas, La Coruña o Lérida? Se podría argumentar que al menos menos La Línea y quizá alguna otra villa del Campo de Gibraltar sí lo serían.
Esto nos lleva a la pregunta medular de si para reflotar a La línea ,se ha de aceptar la colonización colonización británica. En el fondo se está hablando de cierta galbana galbana estructural, de muchos simbiontes de un centro de droga, droga, matute y blanqueo al otro lado de la Verja y de unos 400 trabajadores españoles, según cifras oficiales de la Policía, y unos cuatro mil, según fuentes oficiosas, que acuden a Gibraltar Gibraltar todas las mañanas.
Si piensa el Gobierno que el problema de Gibraltar se resuelve resuelve encontrando trabajo en España para estos ciudadanos la cosa tiene solución. Bastaría, para empezar, con instalar a lo largo de la Verja el centro integral integral Duty Free contemplado en su día, culminar el proyecto de aeropuerto en Jimena y prolongar prolongar el AVE con parada en San Roque. Directa o indirectamente indirectamente se generarían los puestos de trabajo deseados.
Desgraciadamente el Gobierno Gobierno actual ha optado mediante mediante la gincana de conversaciones conversaciones actuales con el Reino Unido, no ya que España siga siendo colonizada sino, en un inexplicable ejercicio de largueza, largueza, por sostener la colonia inglesa a costa del fisco español. español. Afortunadamente «siempre «siempre queda Bruselas».