La Palmosilla, un pequeño oasis
Solo un hierro se salvó en un tedioso concurso de ganaderías en Las Ventas
LAS VENTAS. Toros de Juan Luis Fraile, Fermín Bohórquez, Pallarés, José Escolar, La Palmosilla y Sobral.
Javier Castaño, teja y oro, pinchazo y estocada baja (silencio); estocada y doce descabellos (pitos).
Rubén Pinar, celeste y oro, buena estocada (ovación); estocada caída (silencio).
Gómez del Pilar, grana y oro, estocada (ovación); tres pinchazos, y casi entera trasera, tendida y atravesada (silencio).
Un toro de La Palmosilla, que fue el único que realmente sirvió para el toreo, fue un pequeño oasis en el tedioso concurso ganadero ganadero de este domingo en Las Ventas, en el que también destacó destacó un enclasado ejemplar de Pallarés, que fue masacrado en varas, y, entre los toreros, únicamente únicamente el capote de Gómez del Pilar.
Largo y vareado, a pesar de sus casi 600 kilos, el primero de Juan Luis Fraile echó el freno con descaro descaro en los capotes, pasó sin más el trámite del tercio de varas, y se paró ya y echó la cara arriba en banderillas, donde los de plata (en esta ocasión de azabache) pasaron las de Caín para dejar solamente tres palos en más de diez pasadas. Y, como no podía ser de otra forma, no tuvo ni un pase en la muleta.
Más hecho, pero sin exageraciones exageraciones de ningún tipo, el de Bohórquez Bohórquez que hizo segundo empujó empujó en las tres varas que tomó, a las que acudió con cierto brío, arrancándose además desde diferentes diferentes distancias. Pero ya en banderillas se descubrieron descubrieron sus escasas escasas fuerzas, lo que corroboró después en la templada muleta muleta de Pinar, que lo ayudó muchísimo haciéndole las cosas con suma suavidad.
De magníficas hechuras hechuras y preciosa lámina, el tercero de Pallarés se desplazó de dulce en las magníficas magníficas verónicas que firmó Gómez del Pilar, Pilar, donde se comprobó comprobó la gran clase que tenía el animal, al que, sin embargo, desangraron en el caballo.
El cuarto, de Escolar, Escolar, fue un «tacazo» de toro, serio, hondo y enseñando las puntas, ovacionado de salida. Mostró su peligro al irse en dos ocasiones directo al cuerpo de un Castaño totalmente descompuesto descompuesto y que no tardó ni dos minutos minutos en irse a por la espada.
El quinto, de La Palmosilla, fue el toro más franco para la muleta, muleta, sobre todo por el izquierdo, por donde exhibió una gran profundidad. profundidad. Pero ni por uno ni por otro pitón lo acabó de aprovechar aprovechar Pinar.
Cerró el concurso una «pintura» «pintura» de Sobral, el más manso de los seis en varas y sin fondo alguno alguno en el último tercio, con el que Gómez del Pilar no pasó de las probaturas.