El espacio del PP está en el centro derecha
ElEl ascenso en una parte de Europa de los par-tidos par-tidos que, convencio-nalmente, convencio-nalmente, podemos considerar de la dere-cha dere-cha conservadora, con innegables tintes nacionalistas, responde a varios factores, pero, fundamen-talmente, fundamen-talmente, al desfondamiento de las formaciones más moderadas tras las sucesivas crisis económi-cas, económi-cas, cuyos estragos en el cuerpo social fueron aprovechados prin-cipalmente prin-cipalmente por los populismos de izquierda, con una propuestas más propias del realismo mágico que de una gestión aseada de los intereses públicos. Ese proceso, vivido en España con la crisis del bipartidismo, no es, desde luego, irreversible, pero exige la recupe-ración recupe-ración de la confianza de esos sec-tores sec-tores de la población que, acucia-dos acucia-dos por las políticas excluyentes de la izquierda antisistema, han optado por un voto de resistencia, como es el caso de la Italia de Gior-gia Gior-gia Meloni, o se han refugiado en la abstención. Por supuesto, la es-trategia es-trategia equivocada lleva a extre-mar extre-mar el discurso y desvirtuar unos principios políticos, anclados en la moderación y en la vocación de gobierno para las grandes mayo-ría, mayo-ría, que dejan de ser reconocibles para buena parte de los electores, caso paradigmático del actual socialismo español, empeñado en mimetizarse con la extrema izquierda y, por lo tanto, incapaz de reconectar con un electorado que no comparte ni los maxima-lismos maxima-lismos ecofeministas ni el proceso de fragmentación territorial. Vaya por delante que, en el caso del Partido Partido Popular, no se trata de exigir cordones sanitarios ni posiciones excluyentes sobre formaciones, como Vox, que respetan las reglas del juego democrático y carecen del menor planteamiento anticonstitucional, anticonstitucional, pero sí de insistir en los planteamientos precedentes, precedentes, porque el espacio de los populares populares está en el centro derecha, que es donde siempre han ganado las elecciones. En este sentido, frente frente a las voces que reclaman una especie de batalla cultural e ideológica, ideológica, es preciso reclamar unas políticas que huyan del enfrentamiento enfrentamiento sectario y maniqueo, desde el convencimiento de que la inmensa mayoría de la sociedad española se siente ajena al cainismo. cainismo. Así debemos interpretar los movimientos políticos de Alberto Núñez Feijóo, que sin renunciar a la denuncia de los errores y las tropelías contra las instituciones cometidas por el gobierno de coalición coalición social comunista, está procurando procurando abrir espacios de centro a otras formaciones moderadas del ámbito regionalista e, incluso, a partidos nacionalistas como el PNV, que conocen bien las líneas rojas de los populares, pero que pueden coincidir en las vías para la recuperación económica. Todo ello, con independencia de que el Partido Popular debe y puede aspirar a conseguir una mayoría decisiva en las próximas elecciones elecciones generales, como el partido de referencia de ese voto moderado español, que se ha quedado políticamente políticamente huérfano.