La Razón (1ª Edición)

Una ruta verde, sensorial y sabrosa por los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz

► Pequeños pueblos teñidos del blanco de la cal arropados por el verde de la Sierra de Grazalema invitan al viajero a disfrutar de una escapada única

- R. Bonilla.

Dispuestos a disfrutar de una escapada escapada de lo más completa durante este otoño que acabamos de estrenar, estrenar, merece la pena mirar al sur y no perder de vista Cádiz. Porque si la provincia se convierte en el blanco blanco perfecto de los viajeros durante el verano gracias a sus infinitas playas playas y a sus inolvidabl­es atardecere­s, durante esta nueva estación tampoco tampoco defrauda gracias a otro blanco, blanco, el de la cal que va enlazando un pueblo con otro en la ruta que atraviesa atraviesa la Sierra de Cádiz, un recorrido recorrido abrupto, sabroso, verde y emocionant­e: emocionant­e: la ruta de la los pueblos blancos.

Los recuerdos de la historia pueden pueden palparse a día de hoy cuando el viajero recorre esta comarca, pues en ella perviven historias de lo que fue la vida cotidiana de AlÁndalus: AlÁndalus: el trazado urbanístic­o de sus calles, la economía ligada al cultivo del aceite, la producción artesana de los artículos de piel y el dulce recetario andalusí. Sin olvidar olvidar que la herencia berebere se mezcla en este territorio con las calzadas romanas, las invasiones cristianas, los conquistad­ores de América, la llegada de las tropas francesas, las leyendas de bandoleros bandoleros y las traviesas de un tren que nunca llegó y que hoy es la Vía Verde Verde de la Sierra de Cádiz.

Y tanta historia tiene lugar en un paisaje declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, ya que estamos estamos en plena Sierra de Grazalema, Grazalema, un rincón que tiene la curiosidad curiosidad de registrar la mayor pluviosida­d de la península ibérica, poblado de numerosas grutas y con cañones tan sorprenden­tes como el de la Garganta Verde.

La ruta podría comenzar por Arcos Arcos de la Frontera, encaramado en una peña de 96 metros de altura y declarado conjunto monumental­artístico. monumental­artístico. Tras Arcos nos encontramo­s encontramo­s con B orno sal norte y con Algar al sur, aunque no hay que pasar por alto Espera, con un museo increíble increíble y un aceite de primera calidad. Seguimos el viaje hasta Algodonale­s, Algodonale­s, emblemátic­o para los viajeros que quieran cruzar el cielo, ya que se trata de uno de los lugares más apetecible­s en el que los aventurero­s aventurero­s pueden practicar deportes aéreos aéreos como el parapente, el ala delta y el vuelo de ultraliger­os.

Pero antes de llegar a Algodonale­s Algodonale­s es de gran interés conocer uno de los monumentos megalítico­s más antiguos de la península ibérica: ibérica: el Dolmen de Alberite, que atestigua la presencia humana en Villamartí­n desde hace 6.000 años. Cerca está Puerto Serrano, donde se encuentra la antigua Estación de la vía férrea por la que el tren nunca llegó a circular pero que hoy ha recobrado recobrado el pulso con el turismo y la afición por el senderismo, los paseos a caballo o el cicloturis­mo, por lo que se convierte en un lugar ideal para hacer actividade­s al aire libre en familia.

Vecina de Algodonale­s es Zahara de la Sierra, que configura una de las estampas más bellas de la ruta de los pueblos blancos desde la torre en lo más alto hasta el pantano. pantano. Aquí conviene hacer una pausa en el Molino del Vínculo, una antigua antigua almazara de Zahara de la Sierra donde se produce aceite de forma artesanal. De hecho, el aceite de oliva de la Sierra de Cádiz tiene denominaci­ón denominaci­ón de origen desde el 2002 y es un ingredient­e indispensa­ble indispensa­ble de todas las elaboracio­nes.

En el extremo noreste de la provincia provincia se encuentran Olvera, Torre Alháquime, El Gastor, Setenil y Alcalá Alcalá del Valle, mientras que en el extremo más verde de esta ruta nos topamos con El Bosque, Benaocaz y Ubrique (unidos por una calzada romana también), Villalueng­a del Rosario y Grazalema, que da nombre nombre al parque natural y que es una de las visitas ineludible­s, aunque lo cierto es que todos y cada uno de ellos tienen su encanto, tal y como muestran los reconocimi­entos acumulados como pueblos más bonitos de España, los más fotografia­dos fotografia­dos o el destino rural más emblemátic­o emblemátic­o de España, como Olvera en 2021.

Gastronomí­a

El buen yantar está asegurado por la Sierra de Cádiz con platos de venado, venado, perdiz y conejo, así como guisos, cocidos y potajes elaborados elaborados con productos de la tierra y con hierbas silvestres. No hay que dejar de probar las tagarninas –las cita Cervantes en «El Quijote»– los espárragos, espárragos, los alcauciles y los caracoles, caracoles, mientras que resulta obligado obligado degustar el queso de Villalueng­a del Rosario, el pueblo más pequeño pequeño de Cádiz donde hay un centro de interpreta­ción sobre la producción producción quesera y su paisaje. Entre las sorpresas gastronómi­cas: Alcalá del Valle, un pueblo pequeño abriéndose paso en la alta cocina. Y para endulzar, la miel de Prado del Rey.

 ?? DIPUTACIÓN DE CÁDIZ ?? Vista panorámica de Arcos de la Frontera, encaramado en la roca
DIPUTACIÓN DE CÁDIZ Vista panorámica de Arcos de la Frontera, encaramado en la roca
 ?? DIPUTACIÓN DE CÁDIZ ?? Restos arqueológi­cos en Medina Sidonia
DIPUTACIÓN DE CÁDIZ Restos arqueológi­cos en Medina Sidonia

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