La Razón (1ª Edición)

«Este juicio me ayudó a saber más sobre las experienci­as humanas extremas» Emmanuel Carrère Escritor

Publica «V13», su crónica de los atentados terrorista­s en París

- Víctor Fernández.

Emmanuelca­rrèreasist­ióEmmanuel­carrèreasi­stió durante nueve meses al proceso en el que se trataba de aclarar qué ocurrió el 13 de noviembre de 2015 en París. En ese día varios terrorista­s sembraron la capital francesa de muerte y caos, siendo especialme­nte dura en la sala de conciertos Bataclan. El resultado final fueron 130 muertos y más de 400 heridos. Todo ello lo narra Carrère en «V13. Crónica judicial», publicado por Anagrama. El autor de «El adversario» estuvo ayer en Madrid para participar en la Noche de los Libros y hablar con este diario.

¿Por qué le interesaba cubrir este proceso que previament­e convirtió en una serie de crónicas para «L’obs»?

La respuesta es porque se trataba de un asunto que me parecía de interés. Me interesa la justicia, especialme­nte el funcionami­ento de la justicia, pero también las religiones y las formas patológica­s que pueden tener. También seguir este proceso me ayudaba a saber más sobre las experienci­as humanas más extremas.

Tras asistir a los nueve meses de este juicio tan duro en muchos aspectos, ¿se puede «comprender» el mal?

Sí, se pude entender. En este tipo de crímenes, de situacione­s, no estamos ante algo misterioso. Todo esto es algo que tiene que ver con el fanatismo. Es eso. Son palancas bastantes conocidas.

Al inicio del juicio este coincide con otro que no despierta ningún tipo de interés mediático, como es el del terrorista Carlos, también llamado «el Chacal». ¿El de Carlos era un terrorismo anticuado?

Es cierto que coincidier­on los dos. También que Carlos era una figura más relumbrant­e, pero su terrorismo es esencialme­nte político, sin una dimensión religiosa. Eso es lo que me parece diferente de este otro del que hablamos. Se trata de otro tipo de fanatismo.

Hablando de Carlos, su abogado durante años fue Jacques Vergès. Él usaba una táctica que usted temía que empleara la defensa de los acusados.

Sí, así es. Es la llamada «defensa Vergès».

Se trata de negar la legitimida­d de los magistrado­s.

No la utilizó ningún letrado. Creo que Vergès era un provocador. Ahora, un abogado que usase esa estrategia se desacredit­aría.

¿«V13. Crónica judicial» es un libro de periodismo?

Sí, desde luego, lo que hago aquí es una reivindica­ción del periodismo. Sí que añadiré que también es una obra de prosa narrativa.

El abogado de Abrini, uno de los acusados, pidió en sus alegacione­s finales que los magistrado­s condenaran como seres humanos, no como jueces.

Si el abogado decía eso era porque los grandes procesos criminales tienen un jurado popular. Por motivos de seguridad los procesos de este tipo cuentan con jueces profesiona­les, no con un jurado popular. El abogado lo que pedía es que hicieran como si fueran un jurado profesiona­l, que actuasen de acuerdo con su conciencia humana. Creo que era una buena defensa. Los jueces intentaron hacer eso y debo decirles que fueron unos grandes profesiona­les.

A lo largo de sus crónicas usted se pone en la piel de las víctimas, pero también de aquellos que están en el banquillo de los acusados y de los abogados defensores. ¿Fue difícil esto último?

No, no es algo que me haya planteado ningún problema. Incluso con algunos de esos abogados he entablado amistad, así que podía ponerme en su piel. Con los acusados fue algo totalmente diferente.

No le pregunto por conspiraci­ones ocultas, pero, tras estos nueve meses, ¿se sabe toda la verdad de los atentados?

El proceso fue exhaustivo, muy exhaustivo, hasta el punto que algunos dicen que demasiado. Quedan, es cierto, varias zonas oscuras, oscuras, pero no muchas. No, no me parece que queden demasiados interrogan­tes.

Probableme­nte, la principal duda sea saber por qué uno de los terrorista­s, Salah Abdeslam, no se hizo saltar por los aires con su cinturón de explosivos.

En el fondo, esta pregunta estuvo presente durante todo el proceso, probableme­nte de una forma desproporc­ionada. Se puede decir que si tuvo miedo, que si fue porque no le funcionó la bomba, que se lo pensó y no quiso matar a tanta gente... ¿Qué importanci­a tiene eso? Aunque es verdad que resulta una respuesta que no se ha contestado aún.

Me ha llamado mucho la atención el caso que cuenta del padre de una víctima que se entrevistó con el de uno de los terrorista­s. Llegaron a escribir un libro conjunto y el primero fue muy criticado por eso.

Sí. Se refiere a Georges Salines, con quien tengo una buena amistad. Escribió uno con Azdyne Amimour, el padre de uno de los terrorista­s que se explosionó en Bataclan. El padre del terrorista no es el terrorista. Salines pidió encontrars­e con los condenados. Obtuvo la autorizaci­ón y es alguien que piensa que hay un diálogo posible, no solo con quien mató a su hijo, sino con otros que participar­on. Cree en la justicia establecid­a. No sé si estoy de acuerdo con lo que ha hecho, pero me impresiona la fuerza moral de este hombre.

¿Qué ha aprendido de la Justicia tras asistir a las sesiones?

El proceso tuvo lugar y se desarrolló muy bien, respetando el derecho de los acusados, además de las voces de las víctimas. Creo que es una bonita demostraci­ón de lo que es la Justicia. Sí, he admirado este proceso, que, de alguna manera, fue muy atípico. Ha sido una demostraci­ón de lo que puede ser la Justicia como una superprodu­cción. Pero no da una idea de lo que es la Justicia en realidad, que es pobre con funcionari­os trabajando con ordenadore­s viejos que funcionan mal.

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ALBERTO R. ROLDÁN
 ?? ?? «V13. Crónica judicial» Emmanuel Carrère ANAGRAMA 272 páginas, 20,99 euros
«V13. Crónica judicial» Emmanuel Carrère ANAGRAMA 272 páginas, 20,99 euros

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