De los centros de cáncer, la entidad beneficiaria única y otros inexistentes planes
CadaCada año se diagnostican en Europa cerca de 2,7 millones de nuevos casos de cán-cer. cán-cer. Una cifra que, además, no dejará de crecer pues el impacto de la pandemia en la detección hace prever un repunte de los casos diagnosticados en el futuro próximo.
En este contexto, en febrero de 2021 se presentó el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer que, entre sus propuestas, incluía la creación de entidades de-nominadas de-nominadas «Comprehensive Cancer Centers (CCC)». Centros que, según la definición del Natio-nal Natio-nal Cancer Institute, realizan atención oncológica, investigación básica y traslacional y formación sobre el cáncer de forma global. La Unión Europea deter-mina deter-mina que en 2030, el 90% de la población debe estar atendida en estas unidades.
¿Y cómo se ha trasladado esto en nuestro país? Muy « a la española». Tras esta propuesta de la UE, en España, a mediados de noviembre del 2023, los jefes de Servicio de los principales hospitalesdel país recibimos una apresurada llamada para redactar en una hoja, prácticamente en blanco, las razones por las que nuestros hospitales debían ser considerados para una acredi-tación acredi-tación como CCCS. Sin la más mínima explicación y sin crite-rios crite-rios establecidos.
Con esta premura y falta de directrices, muchos teníamos la sensación de que estaba todo decidido. Era el viernes 24 de noviembre: nos quedaba el fi n de semana para trabajar y presentarlo el lunes. Así lo hicimos 20 jefes de Servicio de todaespaña y estoy seguro hubieran sido muchos más si lo hubieran sabido. La realidad es que se decidió de un día para otro. Pero nadie nos dio un resultado, ni una evalua-ción, evalua-ción, ni una puntuación. Tampoconinguna explica-ción explica-ción de por qué no habíamos sido seleccionados. Nos enteramos de los elegidos extraoficialmente. Esta forma de proceder deja entrever el nulo respe-to respe-to a los profesionales, jefes de Servicio de Oncología de los principales hospitales del país, y me van a permitir decir también, con muchísimo más curri-culum curri-culum vitae que cualquiera de los que los evalúan.
Nadie se dignó, ni desde la «entidad beneficiaria única», ni desde el Ministerio, a explicar nada, nadie se comunicó con nosotros.
Haré un breve inciso aquí. El tema del CV puede que no sea «políticamente correcto» mencionarlo. Lo hago a sabiendas. Lo veo esencial. Hemos sufrido una pandemia donde se ha visto que si de algo ca-recía ca-recía España era de gente con suficiente CV dirigien-do dirigien-do la sanidad. Por tanto, a conciencia repito la im-portancia im-portancia del CV, al menos en Sanidad.
La indignación y el estupor desembocó en la car-ta car-ta redactada en Navidad y que se nos contestó con la misma profundidad y reflexión que se había lle-vado lle-vado a cabo el proceso previo. Ninguna. Nueva muestra de respeto. En este punto surgen otras derivadas. derivadas. Si se acepta esto tal cual está programado, que el 90% de la población española sea atendida en estos centros seleccionados, habrá que rediseñar rediseñar el Sistema Nacional de Salud en su totalidad. Determinar qué tipo de acreditación se requerirá. Quién debe ser el acreditador de estos Centros, qué debe tener cada hospital, cada cuánto se reacreditarán, reacreditarán, qué hacemos con los actuales, qué vías de derivación se han pensado, qué redes se establecerán, establecerán, cómo se conectarán entre sí… Demasiados interrogantes por resolver.
Otra posibilidad es que, quién corresponda, explique explique en la UE que, en España, tenemos un modelo ya establecido. También que, a diferencia de otros países europeos, el cáncer lo tratan mayoritariamente mayoritariamente los oncólogos, y que disponemos de una red de hospitales de alto nivel por población a atender y por área geográfica. Añadir aquí que, a falta de suficientes suficientes redes establecidas por el Ministerio, jóvenes oncólogos de Barcelona (sí, Barcelona) han creado «apps» para conocer dónde encontrar un ensayo clínico para tu enfermo, en cualquier sitio del país –pues pensamos en «país»–.
En España, queda mucho por hacer y mejorar. Es verdad. Tenemos grandes hospitales hospitales y grandes servicios de Oncología, tecnología puntera que la sociedad, los ciudadanos con sus impuestos, han puesto en nuestras manos. Contamos con una investigación oncológica oncológica reconocida en todo el mundo. Pero la « Estrategia Estrategia Nacional contra el Cáncer» se queda en eso. Un papel. No hay ni una sola propuesta de evaluar lo más mínimo, ni la ha habido nunca. Tampoco de comparar parámetros. Quizá convendría pensar qué características mínimas debe tener quien la dirija. Probablemente, haber diagnosticado y tratado tratado enfermos sea algo mínimamente exigible. Quizá lo lógico sería que Sanidad y los responsables de la Estrategia –si los hay– establezcan qué se va a considerar en España como mínimos requerimientos requerimientos para tratar un cáncer, y no haya que pagar a agencias externas por tener un sello.
Quizá esta falta de respeto, de rigor en las decisiones, decisiones, de transparencia, de chapuza en el fondo, haya servido para algo: nos ha hecho salir a los profesionales, quitarnos las batas y reclamar seriedad seriedad y compromiso, planificación y ambición de mejorar nuestro Sistema Nacional de Salud.
Porque ya les voy a decir otra cosa, los médicos, muchos de nosotros, por no decir todos, consideramos consideramos este sistema de todos y para todos desde una visión nacional y no local, el código postal no nos importa. Nuestra visión es de país. Por favor, tengan una visión de país y defiendan con racionalidad y conocimiento el Sistema Nacional de Salud.
La Estrategia Nacional contra el Cáncer se queda en eso, un papel