Lo mínimo para vivir
El simulador del Ingreso Mínimo Vital (IMV) que ha entrado en funcionamiento esta semana recibió el primer día un millón de visitas. La Covid-19 ha acelerado un instrumento largo tiempo esperado
La página web institucional del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, vendía esta semana la aprobación por parte del Consejo de Ministros el pasado 29 de mayo del Ingreso Mínimo Vital (IMV) como una victoria de «la gente». Y lo cierto es que «la gente» acudió en tromba el pasado lunes al buscador virtual puesto en marcha por el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social que dirige José Luis Escrivá para ver si son aptos para recibir los 462 euros al mes por persona que se considera el mínimo para sobrevivir.
Por el momento solo Vox, que en un principio se sumó a la iniciativa, ha dicho que votará en contra de la medida cuando se presente en el Congreso de los Diputados. Pero al margen de esta maniobra de la ultraderecha para alimentar el «yo me opongo», lo cierto es que el IMV ha concitado bastante consenso entre las formaciones políticas. Hasta el Partido Popular ha manifestado que lo considera una herramienta «necesaria» en estos tiempos convulsos.
Nuestro país es de los últimos en la Unión Europea en sumarse a la política del ingreso mínimo para los ciudadanos, un montante que varía según la nación de la que se trate y el nivel de vida y de renta per cápita de sus ciudadanos. El margen de variación de las cifras es enorme: puede ir desde los más de 1.500 euros que se garantizan al mes en Luxemburgo a los 122 de Lituania.
Hay quien considera que el siguiente paso tras el IMV sería la Renta Básica Universal (RBU). Existe desde hace años una corriente mundial que defiende que todos los habitantes de un país deberían recibir cada mes un subsidio fijo que les permita desarrollarse, independientemente de su situación laboral. Uno de los argumentos que respalda esta tesis es que la robotización del trabajo va a dejar sin empleo a millones de personas a medio plazo que no podrían subsistir sin esta ayuda. Hasta el momento, ningún lugar en el mundo ha adoptado la RBU al completo, pero muchos consideran que la Inteligencia Artificial lo hará necesario para la mayoría de países occidentales.