Las cuentas de la lechera de Pablo Iglesias
A ver. Como en el infierno del Dante, ya pueden las derechas, así, en genérico, abandonar toda esperanza de llegar a La Moncloa, al menos, en los próximos ocho años. Según las cuentas del vicepresidente segundo del Gobierno, secretario general indiscutible y amado líder de Unidas Podemos, el actual Ejecutivo de España no corre peligro alguno, no sólo porque goza de una mayoría parlamentaria estable y leal, sino porque la división de las derechas, así, en genérico, hace del todo imposible que puedan ganar unas elecciones. Por eso, las derechas, así, en genérico, «son conscientes de su derrota» y por eso mienten, patalean y ofrecen berrinches en lugar de propuestas». Y no sólo eso. Según el profundo análisis de Iglesias, las derechas, así, en genérico, pretenden manipular los poderes del Estado, que en boca de un neomarxista de libro no son el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, sino la Banca, las grandes multinacionales multinacionales y el Ejército, para desestabilizar a su benéfico Gobierno y hacerse con el poder. Porque, y ahí está la clave, a él y nada más que a él, se debe el cuerno de abundancia social que ha caído sobre la sociedad española a raíz de la crisis del coronavirus. Millones de españoles que viven bajo la protección de los ERTE o que, en breve, pasarán a disfrutar de un salario mínimo vital que sólo su munificencia y compromiso político ha hecho posible. Y nada más, chicos. Que somos los mejores y los más guapos. Que lo hemos hecho todo bien en lo del virus y que las derechas, así, en genérico, se lo tomen con calma y aguantoformo. Y si protestan, no es porque quieran otras políticas sociales, económicas o territoriales. No, es que son unos fachas asquerosos, contagiados de golpismo.