Una pregunta

Bueno,Bueno, miren, para que no se diga. El jueves fui a una casa con mis ahijados y el viernes comí con una amiga en una terraza. Y volví a mi casa mareada. Es decir: soy la típica señora mayor que, si no sale, se tira por el balcón y, si sale, se acojona. Yo soy así, una mujer con una vida al límite. En cualquier caso y, a pesar de mi proverbial timidez, mañana lunes, ¿qué hago? ¿Me vuelvo loca y me lanzo a la calle a beberme el vermú que se tomaría la División Acorazada Brunete? ¿Llevo mascarilla hasta que me la pueda quitar y esté con toda esa División tan numerosa? ¿Debo estar a un metro, a dos o a la que me pida la mirada de un muchacho de esa División? ¿Llevo gafas de esas que ahora se venden en las farmacias para que el bicho, a pesar de que te toques mucho los ojicos, no pueda meterse por el pantallón porque cuando me doy con la mano choca? ¿Qué hago si el de la mesa de al lado se arrima más de la cuenta? Mi madre, que vive en otra comunidad autónoma, ¿qué le aconsejo si las fases ya tienen particularidades en cada región? ¿Cuándo puedo ir a ver a mi amigo Ricardo, que ya me enseña fotos de una playa, de unas gambas, y de una manzanilla bien fresquita? ¿Cuándo voy a trabajar presencialmente? ¿Voy ya? ¿Voy en septiembre? ¿Reservo o no un apartamento para agosto? ¿Para julio? ¿Ahorro por si viene un rebrote? ¿Habrá repunte? ¿Me relajo o me tenso hasta que vuelva el frío y veamos? ¿Lo habré pasado sin enterarme? ¿Seré inmune ya? ¿Puedo comprar papel higiénico o, aunque no tenga en la casa, sería de hortera hacerlo? ¿Hago la tortilla de patata con cebolla o la tengo que hacer sin en la fase 2? ¿Es como antes la 2? Ay, la madre que me trajo, eh.