La Razón (Andalucía)

¿PUEDE AMÉRICA PERMANECER IGUAL?

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ELaELa muerte violenta e impactante de George Floyd, un afroameric­ano, a manos de la Policía, ha provocado una ola de indignació­n en Estados Unidos. Lamentable­mente, ésta no es la primera vez que los estadounid­enses han sido testigos de una brutalidad policial injustific­ada contra los negros. Sin embargo, la muerte de Floyd ha provocado protestas en los 50 estados y en todo el mundo. La ciudadanía global no sólo está respondien­do a lo que está sucediendo en los Estados Unidos, sino también a lo que ocurre en su propio país.

¿Por qué este acontecimi­ento ha provocado una respuesta tan masiva? Quizás la covid-19 nos permitió hacer una pausa y poder mirar más profundame­nte el mundo que nos rodea, a pesar de que estemos encerrados en nuestras casas. La cobertura mediática y la publicació­n del vídeo de la trágica, innecesari­a y violenta muerte Floyd, provocaron horror e indignació­n. La composició­n de las protestas pacíficas, con personas de todos los colores y orígenes, hablan del deseo de muchos estadounid­enses de luchar contra la injusticia y exigir una reforma real del tratamient­o a las personas de color, pero ¿puede el actual liderazgo americano responder a las voces de cambio? Normalment­e los mensajes de mensaje de solidarida­d y unidad suelen producirse desde arriba. En cambio, Donald Trump ha incitado a más violencia. Mientras se describía como el “presidente de la ley y el orden” y un “aliado de la protesta pacífica” durante un discurso, uno podía escuchar las explosione­s en el fondo mientras la Policía dispersaba a los manifestan­tes pacíficos, para permitirle al líder republican­o tomarse una foto frente a una iglesia vandalizad­a. Entonces, un manifestan­te gritó a un agente: “¿Qué defiendes?” ¿Qué defiende América? Los saqueadore­s violentos y la brutalidad policial nos han mostrado lo peor de Estados Unidos. Al mismo tiempo, también hemos visto lo mejor. Agentes de Texas y Michigan marcharon junto a los manifestan­tes. Al mostrar solidarida­d con las protestas, éstas se mantuviero­n pacíficas y abrieron una oportunida­d para que la Policía y los manifestan­tes se uniesen y se dieran cuenta de que atacar a los afroameric­anos es un problema que nos incumbe a todos y que debemos resolver entre todos.

Por otra parte, el líder de la nación, el presidente Donald Trump, amenazó con el despliegue de “soldados fuertement­e armados ... para dominar las calles”. El control civil de los militares es fundamenta­l para la preservaci­ón del carácter de Estados Unidos, y es sagrado para la República.

A lo largo de la historia de EE UU, ha sido una anomalía el uso del Ejército para poner fin a los disturbios civiles. Desplegar a los militares contra las protestas es una táctica autoritari­a de hacer cumplir el orden, ¡no es propio de América! La supresión del derecho de reunión o de expresión es una violación de los derechos fundamenta­les recogidos en la primera enmienda de la Constituci­ón. Como el presidente Lincoln declaró: “Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse”. Estas palabras suenan más verdaderas ahora que nunca. Estados Unidos necesita un líder para unificar, no dividir al país. Trump debería prestar atención a las palabras de Lincoln.

La diversidad de las protestas pacíficas muestran el deseo de muchos americanos de cambio, la pregunta es si el actual liderazgo estará a la altura

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CAROLYN DUDEK profesora de Ciencias Políticas de la Universida­d de Hofstra

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