La tierra antes de las plantas: ¿había alguien ahí fuera?
Los continentes no siempre han sido el crisol de vida que conocemos hoy. Durante el 90% de la historia de la Tierra, solo unos pocos pioneros supieron sobrevivir en los hostiles parajes de la tierra firme.
Las plantas han sido una extraordinaria fuerza transformadora para nuestro planeta. No solo producen una parte del oxígeno que respiramos, sino que estabilizan el suelo, sus raíces proporcionan un lugar donde vivir para millones de microorganismos y sus hojas muertas ofrecen comida y cobijo a hongos, insectos y todo tipo de seres que viven cerca del suelo. Las plantas son creadoras de ecosistemas y, sin ellas, la Tierra que conocemos sería imposible. Sin embargo, en la larga historia de la Tierra (alrededor de 4.500 millones de años), las plantas solo salieron del agua hace 450 millones. ¿Qué ocurría en los continentes antes de eso?
La respuesta es que no estamos muy seguros. Tradicionalmente se pensaba que la tierra firme podía ser páramo inhabitable. Con ríos, valles y montañas; como ahora, pero, con seres vivos únicamente en el agua o en sus inmediatas cercanías. Ese paradigma ha ido cambiando lenta y paulatinamente con el paso de los últimos 25 años, tan importantes en el desarrollo de esta materia. Ahora creemos que los continentes seguramente fueron colonizados mucho antes de la aparición de las plantas gracias a comunidades sencillas pero que se enfrentaron enfrentaron a la vida fuera del agua, resolvieron algunos de sus retos y prepararon, por así decirlo, el terreno para lo que estaba por venir después.
Las rocas, la única pista
El gran problema para estudiar estas primeras comunidades terrestres es que ha quedado poco rastro de ellas. No se trataba de organismos grandes, y por lo tanto no dejaron vistosos fósiles que podamos identificar inmediatamente. Así pues, se entiende que no diéramos una fecha de cuándo salió la vida del agua, pero ahora sí, por primera vez. Las evidencias más firmes nos remontan a hace 1.200 millones de años, pero otras, más difíciles de interpretar, nos podrían llevar a hace 2.000 millones o incluso antes.
Para poder explicar esta historia, la química de las rocas es nuestra mejor aliada. Pensemos en el carbono, por ejemplo: todos los seres vivos necesitamos carbono, pero nos suele gustar más una variedad concreta: el carbono-12, más ligero. Cuando en un suelo hay cantidades anómalas de carbono-12 se toma como una buena indicación de que ese suelo se formó a partir de las células de seres vivos. Si tenemos suerte, podemos tener también fósiles, pero son fósiles de células. En algunas rocas terrestres de hace 1.200 millones de años encontrase mos pequeñas esferillas con paredes de carbono. Algunas forman hileras, como varias especies de bacterias modernas. Además, en esos fósiles hay más carbono12 que en las rocas que los rodean. Cuando todas estas evidencias convergen empezamos a pensar que estamos viendo una instantánea de los primeros pobladores que salieron del agua. Pero, ¿quiénes eran?
Reconstruir la identidad de estas comunidades tan antiguas es una tarea heroica. Cuando tenemos fósiles disponibles podemos aventurar, por la forma de las células, a qué organismo pertenece cada una. Gracias a esto es como sabemos que probablemente las bacterias serían los habitantes principales de estos primeros ecosistemas terrestres, y a esos grupos de bacterias irían uniendo con el tiempo algas y hongos, quizá más como depredadores que como productores. Pero todas estas ideas son aún bastante tentativas y necesitamos desesperadamente más evidencias para poder asentarlas.
Sí es seguro que estas comunidades se agruparían en lo que hoy llamamos esteras microbianas. Formarían una capa de unos centímetros de grosor, quizá escondida bajo los primeros milímetros de tierra, para protegerse de los rayos del sol. Seguramente, muchas nos parecerían un suelo manchado de verdín debido a que uno de sus habitantes principales serían bacterias capaces de hacer la fotosíntesis.
Inicialmente, estas comunidades vivirían en las cercanías de lagos y ríos, donde la tierra está permanentemente empapada, y poco a poco irían resistiendo mejor los ocasionales periodos de sequía. Algunas se establecerían a la sombra de rocas o laderas de montañas, en lugares donde la humedad se mantuviera más fácilmente. Seguramente preferirían las regiones con lluvias abundantes, pero no lo suficiente como para que las arrancasen de la tierra. Poco a poco, los continentes pasarían de diferentes tonos de marrón a tener un poco de verde, quizá algo de amarillo o rojo. La colonización de la tierra había comenzado. Probablemente, estas comunidades nunca llegaron a estar tan extendidas como las plantas de hoy. Se trató de pioneros que aún estaban aprendiendo cómo vivir fuera del agua. En cualquier caso, fueron los primeros en estabilizar el suelo y transformarlo en nutrientes. Durante millones de años estuvieron perfeccionando sus habilidades y, cuando al fin salieron del agua, las plantas ya les estaban esperando.