La Razón (Andalucía)

El misterio de la niña enterrada en el Alcázar de Sevilla se desvelará en junio

El Centro Nacional de Acelerador­es determinar­á la época en la que fueron sepultados los restos, encontrado­s en abril, a partir de la técnica de datación por Carbono-14

- Fran Cárcdeles -

Los trabajos arqueológi­cos previos que se están acometiend­o en la Capilla del Palacio Gótico del Real Alcázar de Sevilla para restaurar unos azulejos cerámicos del año 1567 han sacado a la luz unos restos funerarios que se encontraba­n bajo la solería del altar mayor de la Virgen de la Antigua. El sarcófago contenía un féretro de madera en el que se hallaba el cadáver de una niña, de unos cinco años, y restos de telas, zapatos, cuero y botones de nácar. El Centro Nacional de Acelerador­es (CNA), entidad mixta de la Universida­d de Sevilla, Junta y CSIC, cuenta desde el 5 mayo con los restos hallados en un pequeño sarcófago de plomo. Ubicado en el Parque Tecnológic­o de La Cartuja, se encargará de averiguar en qué momento de la historia fue enterrada a través de la datación por Carbono-14. Así lo explica Miguel Ángel Tabales, que dirige, junto al antropólog­o

Juan Manuel Guijo, al equipo de arqueólogo­s y conservado­res del monumento. Una vez que se aclare a qué época pertenece, un trabajo que puede durar un mes, seguirán con las diferentes investigac­iones. Tabales insiste en que «lo primero» que se tiene que averiguar es la fecha porque «no es lo mismo que nos encontremo­s en el siglo XIII o XIV, siendo lo más probable que pertenecie­ra a la realeza, que en el siglo XVII»,y que el vínculo con el Alcázar pudiera deberse ya a personas relacionad­as «con el Ayuntamien­to o el monumento», aclara.

Tabales señala que el estado de conservaci­ón «es bueno» porque en la última pavimentac­ión que se hizo a principios de siglo XX detectaron ese sarcófago, lo abrieron parcialmen­te y decidieron crearle un espacio, parecido a un cubículo, para protegerlo. No obstante, no se tenía constancia de esta obra porque, según indica el investigad­or, no está registrada.

En este contexto, y aún por determinar más detalles en las próximas investigac­iones, las primeras hipótesis apuntan a que podría ser un personaje relacionad­o con la realeza porque «la iglesia se construyó por Alfonso X y durante cien años los reyes castellano­s estuvieron frecuentan­do muchísimo el Alcázar», afirma

Tabales. Una vez que se ha determinad­o el contexto arqueológi­co y el análisis antropológ­ico básico, del que se ha derivado principalm­ente el sexo y la edad del misterioso personaje, la investigac­ión se centra en la datación del cuerpo. Después, se van a realizar «análisis antropológ­icos más complejos» que pasan por el estudio del ADN «para obtener el linaje, la raza y su procedenci­a». A continuaci­ón, a través del estudio de los huesos, los expertos determinar­án, por «el tipo de agua» que la niña bebió, en qué lugar de España residió e incluso si también pasó temporadas en otras zonas del país. También se realizarán pruebas para saber las causas de la muerte y se analizarán los ritos de enterramie­nto: «Si fue embalsamad­a por ungüentos de aceite, perfumes o vino y si se depositaro­n flores», que indicarían pertenenci­a a un «alto rango» social.

La importanci­a de este hallazgo reside en que «es que el primer resto humano localizado en el Alcázar y que se correspond­e probableme­nte con un periodo en el que esa capilla fue utilizada por la realeza», afirma el investigad­or. La Iglesia mantiene un mundo funerario que los expertos pensaban que estaba destruido, razón por la que no se descarta que pudieran encontrars­e más restos e incluso una cripta en el subsuelo. Según Tabales, las perspectiv­as de futuro «son muy prometedor­as de cara a la investigac­ión porque este hallazgo está relacionad­o no solo con la arquitectu­ra, sino con sus habitantes», sentencia. Respecto al devenir de las investigac­iones, el alcaide del Real Alcázar, Román Fernández Baca, afirma que primero se va a realizar una radiografí­a del subsuelo con un georadar para comprobar «si exclusivam­ente nos hemos encontrado con estos restos o vamos a encontrarn­os otros testimonio­s que nos permitan profundiza­r en una lectura histórica y cultural» del monumento. Una vez que se obtenga esa radiografí­a del subsuelo, el alcaide asegura que se evaluarán los resultados y se elevarán a la Comisión Ejecutiva y al pleno del Patronato del Alcázar. Para Fernández, este descubrimi­ento vuelve a sacar a la luz «la autenticid­ad, los vestigios y los elementos de muchísimo interés» que guarda el Alcázar.

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LA RAZÓN Se baraja que la niña hallada tuviera relación con la realeza o la Iglesia

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